La enfermería del coso de Aguascalientes no disponía de los medios para atender una cornada: ni oxígeno, ni pinzas, ni sangre
El diestro ha recuperado la consciencia y está de buen ánimo
José Tomás está vivo de milagro. Las informaciones tranquilizadoras que llegan desde el Hospital Hidalgo de Aguascalientes (México), donde permanece ingresado en la UVI, desvelan que el diestro está totalmente fuera de peligro y que ha sorprendido a los médicos por una positiva evolución que le ha permitido departir e incluso bromear con su seres más allegados. Sin embargo, sólo la pericia y la profesionalidad del cirujano Alfredo Ruiz Romero impidieron que el diestro de Galapagar muriera desangrado en el interior de una enfermería que no disponía del mínimo instrumental necesario para atajar semejante cornada.
El torero perdió más de la mitad de su sangre en pocos minutos y cuando lo extendieron en la camilla su propio hermano le quitó el vestido con unas tijeras mientras seguía brotando la sangre de la brutal herida como un surtidor. El diestro, que había entrado en estado de shock en el callejón, se recuperó al llegar a manos de los doctores. Pero allí no había ni oxígeno ni pinzas. De nuevo perdió la consciencia y ante tal situación, el doctor Alfredo Ruiz decidió estabilizarlo allí mismo (es decir, abrir en vivo la pierna izquierda -no había anestesia- y pinzar sus los vasos femorales, arteria y vena). Con dicha maniobra se logró parar la hemorragia que estaba sufriendo el matador, que llegó a perder unos cinco litros de sangre». El doctor Ruiz ha comentado a diversos medios que José Tomás llegó a la enfermería tranquilo y que en varias ocasiones le preguntó: «¿Qué es lo que tengo?, doctor». Una vez detenida la hemorragia, el diestro se le trasladó al hospital más cercano del en ambulancia, con los doctores sujetando la herida para evitar nuevas pérdidas. Allí pasó de forma inmediata al quirófano en una operación de casi cuatro horas en la que, entre plasma, suero y sangre se le trasfundieron once litros». El coso de la ciudad Hidrocálida es una plaza monumental que afora más de 16.000 espectadores y es propiedad de la inmensamente rica familia Bailleres y sorprende que albergando una de las ferias más importantes de México la enfermería esté en tan lamentables condiciones. Fernando Ochoa, torero mexicano y amigo de José Tomás dice que ha hablado con el presidente de la Asociación de Matadores para pedir responsabilidades.
o «Pidió tranquilidad y luego se desmayó»
El torero hizo gala en la enfermería de una enorme sangre fría a pesar de que se moría. «Nos ayudó mucho», reconoce el cirujano. Alberto Elvira es amigo de José Tomás desde hace tiempo y apoderado de 'El Payo', uno de los diestros que actuaban en el coso hidrocálido. Al ver la cornada, saltó al ruedo y fue uno de los encargados de trasladar al herido a la enfermería. En una entrevista concedida a burladero.com, relata que en el traslado «lo único que dijo, con sangre fría, es que no pasaba nada, que estuvieran tranquilos y que no corrieran. Luego ya perdió el conocimiento». En la enfermería la situación fue dantesca y como reconoce el torero y amigo de José Tomás, Fernando Ochoa, que permaneció a su lado durante la milagrosa estabilización, el matador de Galapagar estaba muy calmado: «Me decía que le dolía la pierna, sólo eso». El doctor que abrió sin anestesia, también ha destacado la sangre fría de José Tomás: «No cabe duda que su enorme traquilidad nos ayudó mucho». Los facultativos también han destacado la actuación del banderillero Diego Martínez ya que al levantar al diestro de la arena «metió la mano en la pierna de José Tomás y le taponó directamente la hemorragia». El padre de José Tomás permanecía fuera, junto al apoderado Salvador Boix, y ha manifestado su incredulidad ante lo que estaba viviendo: «No tenían ni tijeras para quitarle el vestido. Fue muy duro». José Pedro Orío, el empresario riojano amigo de José Tomás y la persona que lo trajo a Arnedo en marzo, estuvo a punto de ir a esa corrida: «Al no pude, pero he estado en contacto con su gente en todo momento y las sensaciones que tivieron la noche del sábado al domingo es que José Tomás se moría. Afortunadamente se está recuperando, pero parece increíble que una plaza tan importante carezca de los medios necesarios en la enfermería».
o La posible baja de José Tomás hará peligrar la rentabilidad de muchas ferias
Parece una obscenidad hablar en estos momentos de plazos para una futura reaparición de José Tomás en los ruedos, pero en estos años de crisis, la única seguridad para las ferias era que la presencia de José Tomás es sinónimo de llenazo y muchos de los principales abonos del año han basado su recuperación económica en contar o no con José Tomás. Plazas como Jerez (8 de mayo); Nimes (20); Bilbao (23); Córdoba (26) y singularmente Madrid (3 y 12 de junio) estarán pendientes de la evolución del torero de Galapagar. El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, ha descartado prácticamente del todo que pueda actuar en el coso vizcaíno en mayo, tarde en la que el torero iba a donar íntegramente sus honorarios, los más altos cobrados en la historia por un torero en dicha plaza: «Con esa cornada es imposible que esté en Bilbao en mayo», manifestó. Máximo García Padrós, cirujano jefe de la plaza de Las Ventas, ha explicado que por las imágenes y las noticias que le han llegado de la cornada, declaro a Abc que «aún es pronto para decirlo, depende de si le hacen injerto o no y si se le tienen que poner anticoagulantes. Si ello fuera así, sería una locura ponerse delante de un toro, al menos durante este año. Aunque con estos toreros, que son de otra pasta, nunca se sabe...».
o Bautizo de sangre
José Tomás ya sabía lo que significa desangrarse en México, ya que el 18 de enero de 1996 sufrió una terrible cornada en Autlán de la Grana (Jalisco), en la que perdió muchísima sangre y sufrió dos paradas del corazón en la enfermería. Aquel día el espectáculo en la enfermería también fue terrible, ya que el cirujano estaba borracho y hubo de ser operado por otro facultativo que se encontraba presenciando la corrida y que era especialista en heridas causadas por armas blancas.