Perdonable lo del primero; una burra de Lisardo Sánchez; pero muy lamentable lo del cuarto de la tarde. Perdido con el capote; aturdido en la lidia, y fuera de sí en la muleta. Un buen toro ante el que no fue capaz ni de quedarse quieto ni de echársela una sola vez por delante, todo dudas, falto de valor...
La pena es que luego, una vez más, le echa las culpas al toro. Y está como ciego y aturdido. Lo dicho, El Cid está tieso.
o Foto Joaquín Arjona