Recuerdo ahora un reportaje que le realice hace algún tiempo.
Varios científicos de la Complutense investigan el papel de las betaendorfinas en el umbral de dolor del toro durante la lidia
Juan Carlos Illera del Portal, director del Departamento de Fisiología Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, estuvo el pasado jueves en el programa ‘Sol y Sombra’ de Punto Radio La Rioja explicando un estudio científico que está realizando su departamento sobre la medición del dolor y del estrés en el toro bravo. De este trabajo se desprende, entre otras cosas, que la raza de lidia posee un mecanismo singular que le hace liberar hormonas –entre ellas las betaendorfinas– de forma mucho más rápida que otras especies cuando se encuentra en situaciones que son estresantes; tanto es así que durante la lidia puede llegar a segregar diez veces más sustancias de este tipo que un ser humano. Las betaendorfinas son unas hormonas que tienden a bloquear los receptores de dolor, por lo que pueden hacer que durante la corrida los umbrales de dolor sean para el toro mucho más altos que lo normal: «Eso no significa que el toro no sufra», matiza el profesor, sino que su percepción del dolor es mucho menor y con toda probabilidad más baja. Así, Juan Carlos Illera opina que el toro de lidia es un animal especial porque ofrece unas respuestas totalmente distintas a otros: «El toro es diferente endocrinológicamente hablando; porque el estrés que sufre es mayor, por ejemplo, a la hora de saltar al ruedo que en la suerte de varas y ello se debe al papel de este tipo de hormonas». En una entrevista concedida al semanario ‘6Toros6’, Illera también pone de relieve que la glándula renal del toro tiene mayor tamaño que las de otras razas bovinas y posee muchas más células productoras de hormonas. Este estudio, realizado en su mayor parte en la plaza de Las Ventas, se ha hecho sobre unos trescientos ejemplares, entre cuatreños y novillos que han sido devueltos tras la suerte de varas, banderillas e incluso sin haber sido picados. Y he aquí una de las claves de esta investigación: ya que si el toro posee un mecanismo hormonal especial para superar el estrés, se piensa que también lo puede tener para matizar el dolor. Uno de las cuestiones más llamativas del toro bravo es que vuelve al caballo tras sentir el puyazo: «El toro está dotado de un mecanismo que responde en milisegundos, con la evacuación de cortisol y catecolaminas; así en cuanto siente estrés libera hormonas para contrarrestar esa situación». Illera del Portal asegura que el estudio no ha terminado y que por el problema de las vacas locas no se han podido realizar investigaciones en el cerebro.
o Hormonas: Sustancias segregada por ciertos órganos que excitan, impiden o regulan la actividad de otros órganos. Las betaendorfinas son hormonas atenuantes de los receptores de dolor.
o Estrés: el estrés implica cualquier factor que actúe internamente o externamente al cual se hace difícil adaptar y que induce un aumento en el esfuerzo por parte del animal para mantener un estado de equilibrio dentro de él mismo y con su ambiente externo.
Juan Carlos Illera del Portal, director del Departamento de Fisiología Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, estuvo el pasado jueves en el programa ‘Sol y Sombra’ de Punto Radio La Rioja explicando un estudio científico que está realizando su departamento sobre la medición del dolor y del estrés en el toro bravo. De este trabajo se desprende, entre otras cosas, que la raza de lidia posee un mecanismo singular que le hace liberar hormonas –entre ellas las betaendorfinas– de forma mucho más rápida que otras especies cuando se encuentra en situaciones que son estresantes; tanto es así que durante la lidia puede llegar a segregar diez veces más sustancias de este tipo que un ser humano. Las betaendorfinas son unas hormonas que tienden a bloquear los receptores de dolor, por lo que pueden hacer que durante la corrida los umbrales de dolor sean para el toro mucho más altos que lo normal: «Eso no significa que el toro no sufra», matiza el profesor, sino que su percepción del dolor es mucho menor y con toda probabilidad más baja. Así, Juan Carlos Illera opina que el toro de lidia es un animal especial porque ofrece unas respuestas totalmente distintas a otros: «El toro es diferente endocrinológicamente hablando; porque el estrés que sufre es mayor, por ejemplo, a la hora de saltar al ruedo que en la suerte de varas y ello se debe al papel de este tipo de hormonas». En una entrevista concedida al semanario ‘6Toros6’, Illera también pone de relieve que la glándula renal del toro tiene mayor tamaño que las de otras razas bovinas y posee muchas más células productoras de hormonas. Este estudio, realizado en su mayor parte en la plaza de Las Ventas, se ha hecho sobre unos trescientos ejemplares, entre cuatreños y novillos que han sido devueltos tras la suerte de varas, banderillas e incluso sin haber sido picados. Y he aquí una de las claves de esta investigación: ya que si el toro posee un mecanismo hormonal especial para superar el estrés, se piensa que también lo puede tener para matizar el dolor. Uno de las cuestiones más llamativas del toro bravo es que vuelve al caballo tras sentir el puyazo: «El toro está dotado de un mecanismo que responde en milisegundos, con la evacuación de cortisol y catecolaminas; así en cuanto siente estrés libera hormonas para contrarrestar esa situación». Illera del Portal asegura que el estudio no ha terminado y que por el problema de las vacas locas no se han podido realizar investigaciones en el cerebro.
o Hormonas: Sustancias segregada por ciertos órganos que excitan, impiden o regulan la actividad de otros órganos. Las betaendorfinas son hormonas atenuantes de los receptores de dolor.
o Estrés: el estrés implica cualquier factor que actúe internamente o externamente al cual se hace difícil adaptar y que induce un aumento en el esfuerzo por parte del animal para mantener un estado de equilibrio dentro de él mismo y con su ambiente externo.