Entre Morante de la Puebla y el resto de la torería existe una distancia entre sideral y cuántica, una distancia insondable, fabulosa e inhumana. Entre Morante y Cayetano cabe, tras lo visto en Carabanchel, un escalafón completo, un inmenso vacío que no es capaz de rellenar ni Talavante con un lote de insuperable calidad como el que le cupo en suerte. Morante, todo fragancia, no se quedó en el aroma. Dio una lección de temple, de sutileza y de gusto para torear con primor y largo a un toro de media arrancada con el que compuso muletazos cadenciosos por su temple e insultantes por su belleza. Se dice insultantes y ahora me parece poco porque parece utópico su toreo por la candencia con la que maneja la muleta, por abajo siempre, empapando al toro, sumiéndolo por completo, arrebatando su voluntad casi desmayado, pero sin afectación, sin sombra de desaliño o sobreactuación. Morante sin fragor; Morante sin arrebato, Morante caminando con el toro, haciéndole caminar hasta un gota más allá que parecía imposible, que no tenía más razón que el argumento del peso leve de su muleta. Lección de temple y belleza, de compostura y de una sorprendente rara falididad para que pareciese que todo lo que hacía le brotaba del corazón pero sin el peaje del esfuerzo. Talavante está mejor que el año pasado, pero lejos de aquella frescura novilleril con la que impresionó por su temple aislado. Gozó de dos toros de puerta grande y aunque toreó sin ajuste, hubo algún natural largo en el segundo de su lote. Y luego la espada. ¡Vaya sainete! Cayetano causó una paupérrima impresión por su alarmante falta de recursos; por su ausencia de temple, por la nula arquitectura de sus faenas, especialmente la del sexto del encierro, un torillo que se lo comió con patatas fritas desde el principio hasta el final.
Nota 1: Patéticos Molés y sus gruppies, no se puede cantar así a Morante y tapar a Cayetano de similar guisa. Cayetano, qué disposición, qué seriedad, está haciendo un esfuerzo. ¿Se cree que los abonados a C+ somos tontos?
Nota 2: No me ha gustado la corrida de Cuvillo, aunque haya habido dos toros buenos (2º y 5º). No estaba ni bien presentada ni era armónica. El primero de Morante, un estafermo.
Nota 3 (lo del sábado): El Juli es un profesional tremendo, aunque le vi demasiado arrebatado, con demasiada presión en su primero. Muy bien con el cuarto. Manzanares tiene una composición espectacular en su toreo, pero se encontró con un astado sencillamente memorable, y no terminó de ajustarse ni con la profundidad que requería el noble animal. Y Perera, sin enemigos, parece más mecánico de lo acostumbrado. El toreo no le fluye y comete errores de plaentamiento como en el quinto, al que reventó literalmente en las dos primeras tandas en redondo. Luego, el arrimón ¿Eso es todo Miguel Ángel?
Nota 4: la foto, preciosa, es de Mundotoro.