«En 2006 reconozco que sí saqué punta a los toros para que se lidiaran en la plaza de Logroño, pero en esta ocasión no he hecho nada», dice el ganadero
«No he afeitado a ninguno de los dos toros que han dado positivo en Logroño; eso sí, reconozco que los he manipulado para ponerles y quitarles las fundas, sólo eso, pero no les he tocado ni un milímetro de pitón con la idea reducir su peligro, de cercenar sus puntas de forma fraudulenta». Así de rotundo se mostró José Miguel Arroyo ‘Joselito’ en los micrófonos del programa‘Sol y Sombra’, de Punto Radio La Rioja, para explicar su «incredulidad» tras conocer «sólo por la prensa» los resultados de un análisis que con toda probabilidad le ocasionará afrontar una multa superior a los 12.000 euros y dos meses sin poder lidiar en La Rioja. El diestro madrileño no encuentra las razones por las que en los análisis realizados en el Laboratorio de Astas de la Dirección General de la Policía se ha verificado la manipulación: «En primer lugar tengo que decir que no he recibido notificación alguna de que haya sido sancionado; es más, tampoco me dijo nadie nada oficialmente el día de la corrida con respecto a que iban a mandar a analizar las astas y cuando se realizó la prueba definitiva, en Madrid, se habló de que los cuernos habían perdido color en la zona donde se habían puesto las fundas, pero poco más y ni mucho menos que los había afeitado». Legalmente, el ganadero implicado en un análisis tiene derecho a estar presente en el mismo a través de un veterinario. Además, la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL) también suele enviar un representante de oficio. A pesar de todo, ‘Joselito’ mantuvo en la entrevista que «nadie me notificó nada. Sólo me dijeron que los pitones perdieron color y que se habían reblandecido por el efecto de llevar puestas las fundas más de un año. Nada más», sostuvo.
Sacar punta. Sin embargo, José Miguel Arroyo sí reconoció la manipulación que realizó en esta misma plaza en 2006 y que le acarreó una sanción similar a la que puede desembocar todo este proceso: «En aquella ocasión las cosas fueron distintas; los toros se habían estropeado los cuernos en el campo y para lidiarlos les sacamos punta, ya que en caso contrario los veterinarios no los hubieran dado como aptos y los habrían desechado en los reconocimientos previos. Eso fue así hace dos años, pero esta temporada sólo he sacado punta a un toro que iba para Málaga y que se astilló en un embarque. En estos momentos, enfundo los cuernos de toda la camada para asegurar que no se estropeen». Cuestionado por las razones por las que no retiró sus toros en 2006 a sabiendas de que estaban manipulados de forma artificial para superar el reconocimiento y que además habían despertado sospechas entre los veterinarios, el ganadero lo achacó «a las circunstancias y a que la empresa no tenía tiempo para reemplazar y buscar otros toros a gusto de los toreros. Un día antes de la corrida se precipitaron todos los acontecimientos y parecía imposible reaccionar a tiempo». Arroyo fue más allá: «Tengo el convencimiento de que este año como volvía a Logroño tras lo que había sucedido en 2006, se me estaba esperando por parte de los veterinarios y el presidente. Incluso Óscar ‘Chopera’ manifestó que fueron dos de los astados más astifinos de los que se habían lidiado en la feria. Además, también me pregunto las razones por las que han analizado a mis toros y no los de otras ganaderías porque me paseé por los corrales del coso y la verdad es que vi algún toro con mucha menos cara que los míos».
o «Se saca punta al 90 por ciento de los toros que no se enfundan». «Más del 90 por ciento de los toros que se lidian sin haber sido enfundados se les tiene que sacar punta. Es duro reconocerlo pero ésa es la verdad», aseguraba el torero madrileño: «En mi finca el suelo es muy duro y muy pizarrroso y por el comportamiento natural de los animales a la mayoría se les redondea el pitón al darse contra los árboles y las pizarras. Entonces ¿qué hago?», lamenta a la vez que cuestiona dos cosas, la manera en la que se realizan los análisis de atsas porque «no son fiables», y las exigencias veterinarias en las plazas de toros: «Al toro le pedimos tamaño, volumen y que tenga dos cuernos afilados como dos leznas y que no pare de embestir. Creo que falta realismo y equilibrio», dijo.
o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja y la foto es obra de Justo Rodríguez.