Aburrido de los prohibicionistas; harto de las palabrerías de los políticos, de la carnaza de ese periodismo que se pone de perfil, me entrengo ahora con la poética muleta de Morante de La Puebla, con la belleza del toreo que amo; ese mismo que quieren prohibir por pura ignoracia, por ese lamentable afán de destruir aquello que no se conoce. En España no andamos sobrados últimamente de libertad, pero en el toreo la belleza es la única fórmula que existe para ordenar el caos de nuestra existencia.