Pablo García Mancha, galardonado en información taurina por el programa 'Sol y Sombra' en los premios de la Academia Española de la Radio
Historia de un periodista que se arrinconó en los portales de la vieja Iruña para comenzar a escribir de toros, paladeó los sinsabores de la profesión y alcanzó las cotas nacionales como periodista local, por SERGIO MORENO LAYA; la viñeta es de TRIS y apareció ayer en Diario LA RIOJA.
Supongo que no desvelaré ningún secreto inconfesable, sobre todo porque el protagonista me lo comentó a los pocos días de comenzar a trabajar a su lado, codo con codo. Me dijo algo similar a esto –discúlpame Pablo si no es literal, pero han pasado ya tres años–: «Uno de mis sueños siempre había sido trabajar como periodista taurino durante las fiestas de San Fermín. Me presenté ante el director del periódico y le pedí que me dejara colaborar».
Lo logró, aunque no sin esfuerzo. Los portales de las casas pamplonesas fueron su albergue a la espera de la siguiente corrida, de las próximas declaraciones. Como en toda batallita bien contada siempre hay una moraleja: «Compañero, sin pasión no hay nada; todo debe brotar de dentro, casi desde las tripas». Todos los profesionales la entendemos, pero pocos la practican; es arriesgado, te pone en la brecha, en punta de lanza y puedes salir herido de muerte. Como le pasó en el mismo periódico navarro que una vez le dio su primera oportunidad. Así me lo contó: «Recuerdo que en un San Fermín Jesulín de Ubrique recibió como premio un rabo en una corrida que en nada se parecía al buen orden de la lidia». Ni corto ni perezoso, el ayer premiado defendió sus conocimientos taurinos para criticar la entrega de un rabo en una plaza de primera. Así tituló la crónica que cuelga orgullosa en su rincón predilecto: ‘El rabo de la señora presidenta’. A la aludida no le gustó y a su director, por el final, parece que tampoco. En la brecha, sin trabajo, pero fiel a sus principios. De nuevo otro aprendizaje: «El periodismo debe superar todas las presiones. Reflejamos la realidad, aunque sea mala». Y ayer la realidad fue que su buen hacer tuvo premio, y a pesar de que aún le queda mucho por delante ya recoge premios y recibe homenajes. Éste es el mío.