Suelen ser los "manos a mano" en el toreo, la capitalización de éxitos de dos figuras en una temporada que para rematarla, se les pone enfrente. Sin embargo, la empresa adelantó vísperas y formó el cartel con dos espadas notoriamente diferentes. La una, hierática, vertical y clásica de una angustiosa lentitud, mientras el diestro se mantiene embebido y sereno. La otra, joven, arrebatado pero con una muleta privilegiada que cuando el toro le embiste, noble y humillado, logra espléndidos pases, a más de que juega hermosamente con la capa. Salieron siete reses de Xajay, muy finos de lámina pero muy diferentes en su juego, entre ellos, superior, Cuatro Caminos, primero de Macías y Tú y las Nubes, primero de José Tomás. Ante una plaza llena en numerado, José Tomás vino a decir por qué es la figura prima de España. Ofreció ceñidos y enormes naturales donde se distinguían los tres tiempos. Mostró su majestad en algunos trincherazos y varios del desdén, aplaudidos fuertemente por los conocedores, mató tras un descabello, merecía la oreja y vino una sonora bronca. Respondió Macías con unas chicuelinas, citando desde muy lejos, mas se llevó un revolcón, puso pie y ofreció la más pura interpretación de la gaonera. Inició con un escalofriante péndulo y después tomó la sarga con la derecha, superándose cuando la tomó para naturales, honró las manoletinas y mató recibiendo ante el grito de ¡Torero!, y el juez, ahora benevolente que le dio dos orejas.
Quizá era el mensaje, premiar lo que hacen los nuestros a fin de ponerlos en la difícil pelea con los peninsulares. Macías hizo gala de enorme casta, valor y arte en quizá los mejores muletazos que ha dado en la Plaza México. Volvió por sus fueros José Tomás, interpretando bellas y acadenciadas verónicas, siempre hacia delante y luego quitó por chicuelinas. Seguro del triunfo, brindó a todos e inició con excelentes estatuarios. El toro no humillaba lo suficiente y prefirió primero el toreo por alto y remató con el de pecho ante un público entusiasmado que clamó por segunda vez ¡Torero! Finalizó con unas manoletinas de excelente factura y al despachar con una estocada entera recibió una oreja. Luego la corrida se vino abajo. Los tres siguientes astados se rajaron y fueron solemnemente pitados. Macías inició su faena con el sexto, citando de rodillas en los medios y todavía dentro del platillo dio dos derechazos hasta que recibió un severo revolcón. Volvió por sus fueros, pero el toro era quedado y después de un pinchazo lo mató con media. Su asignatura está con esos toros, precisamente.