106 años contemplan a uno de los recintos taurinos con más sabor del mundo: la plaza de toros de Arnedo, tan bella como incómoda, que se prepara para dar paso a un nuevo recinto y que fue despedida con una corrida benéfica el pasado 12 de octubre con una corrida en la que actuó en solitario Diego Urdiales.
Los orígenes de la plaza de toros de Arnedo se remontan al 23 de marzo de 1903, cuando se subastaron unas obras que concluyeron el 12 de septiembre de hace 106 años. El constructor fue Venancio Irigoyen y la puesta de largo del coso se realizó el 27 de septiembre del mismo año, siendo su capacidad de 2.835 localidades, de las cuales 2.100 son de tendido, 580 de palco y 155 delanteras de palco. En la inauguración participaron el diestro zaragozano Joaquín Calero 'Calerito' y el sevillano Joaquín Ríos 'Manchao', quienes lidiaron cuatro toros de las ganaderías navarras de los señores Lizaso Hermanos y don Jorge Díaz. El primer empresario del coso fue Alejo Pagonabarraga, en sociedad con otras seis personas que arrendaron el inmueble por cinco años con una renta de 1.250 pesetas cada temporada. Mucho ha llovido sobre este emblemático coso, que desde la fundación del Club Taurino Arnedano (1963) vivió un gran incremento en el número de festejos y en la consolidación de la afición taurina. A principios de los años setenta comienza a cuajar la idea del Zapato de Oro, una feria y una vocación de apuesta por el futuro de la fiesta a través de una feria de novilladas que con el discurrir de los años se ha convertido en el certamen de este tipo más importante y decisivo de todo el orbe taurino. Por el viejo coso arnedano han pasado los mejores novilleros de cada generación, desde el francés Richard Millán que logró el primer Zapato en 1979, sin olvidar al malogrado José Cubero ‘Yiyo’, que lo obtuvo al año siguiente. Enrique Ponce, Jesulín de Ubrique, Juan Serrano ‘Finito de Córdoba’ y Morante de la Puebla, han sido los toreros más importantes, junto a Diego Urdiales, que han logrado «calzarse» este zapato. Y es curioso, porque diestros tan fulgurantes como José Tomás o ‘El Juli’ pasaron por Arnedo y aunque dejaron emotivas actuaciones, sobre todo José Tomás que se llevó el trofeo Antonio León a la mejor estocada, no lograron imponerse en el más importante de los galardones. Resulta curioso el caso de Diego Urdiales, que se había quedado en dos ocasiones a la puerta del Zapato, pero que se lo llevó por fin en 1998, que lo logró con la casi unanimidad de los miembros del jurado. El torero arnedano Diego Urdiales mantiene una relación muy especial con este coso, ya que además de entrenar en él casi todos los días, se ha cuajado como torero en su ruedo realizando un infinito número de faenas imaginarias que encontraron su coronación el día 12 de octubre en la corrida que puso un precioso broche de oro a este bello coso.
o Este artículo lo publiqué en Diario La Rioja y la foto es de Jesús María León y la encontré aquí.