viernes, 30 de octubre de 2009

Riojafórum acoge hoy la entrega de premios de la Academia de la Radio

Luis del Olmo recibirá la Medalla de Oro a su trayectoria profesional, y el riojano Pablo García Mancha recogerá el galardón por 'Sol y sombra' de Punto Radio

El Palacio de Congresos y Auditorio de La Rioja (Riojafórum) se convertirá esta noche en el centro neurálgico de las ondas radiofónicas españolas, ya que acogerá la primera gala de entrega de los premios de la Academia de la Radio, los primeros que existen en nuestro país dedicados exclusivamente a la profesión radiofónica y que se conceden mediante certamen.
Al acto, que comenzará a las 20 horas con entrada libre, asistirán numerosas personalidades de la radio española y se entregará al veterano periodista Luis del Olmo la Medalla de Oro en homenaje a una extensa carrera dedicada a las ondas.
El presidente de la Comunidad Autónoma de La Rioja, Pedro Sanz, asistirá a la gala, en la que participarán también entre otros, el consejero de Administraciones Públicas y Política Local, Conrado Escobar, y el presidente de la Academia Española de La Radio, Jorge Alvarez. El presidente Sanz será el encargado de entregar la Medalla de Oro que la Academia ha otorgado al periodista Luis del Olmo.

o Diez premiados
Además, un total de diez profesionales radiofónicos recogerán los galardones otorgados por la Academia en las diferentes categorías: Mayca Aguilera (Realización), Mamen Asencio (Presentación), José Antonio Hernández (Control de Sonido), Vicente Luzón (Retransmisiones), Eva Mateo (Informativos), Manolo Lama (Narración Deportiva), Fran Blanco (Radiofórmula), Pablo García Mancha (Información Taurina por su programa Sol y Sombra, de Punto Radio), José Angel de las Fuentes (Voz Publicitaria) y Julia Murga (Reporterismo). El Gobierno de La Rioja ha colaborado con la Academia Española de la Radio en la celebración de esta gala en la que la entidad entrega sus premios nacionales. La fecha de la entrega de los galardones coincide con el día en que se llevó a cabo la emisión radiofónica La Guerra de los Mundos, radiograma dirigido por Orson Welles en 1938, y que la Academia persigue que sea declarado Día Mundial de la Radio por la UNESCO.

Vicente Amigo: "Si existe un torero que tenga la verdad es sus manos, ése es José Tomás"

– ¿Qué ha significado el disco ‘Un momento en el sonido’ en su carrera?
– Creo que en toda mi obra hay una evolución, existe un gran parte flamenca pero también hay otros sonidos que se acercan a mentalidades y gustos que no son tan flamencos. Esto es algo que me sale sin querer, pero queriendo, ya que en mi alma de músico hay una parte muy flamenca y otra que quizás no tenga nada que ver con el flamenco.
– En su último disco hay composiciones de las que usted ha dicho que tienen más de veinte años rondandole por la cabeza...
– Es verdad, hay pasajes como los de la farruca que he retomado de cosas que yo he ido guardando. Pero esto sucede porque yo lo quería sacar cuando estuviera completamente convencido de la visión que quería grabar de este estilo. Estas cosas llevan su tiempo.
– ¿Cómo aguanta un concepto musical durante tanto tiempo sin terminar de eclosionar?
– La buena música está por los siglos de los siglos. Además, estoy convencido de que el arte no existe por sí mismo. Tiene que haber otra parte, el público, que sea capaz de valorarlo. Yo lo defino como el artista receptor. La música no las hago sólo para mí. Además, yo tengo, como todos los artistas, referencias de otros maestros. Sobre esa base cada uno va buscando su personalidad creativa y a la vez el público que al final le da vida a las composiciones.
– ¿Qué es el flamenco?
– Es un lenguaje musical; una forma de sentir que se puede plasmar a través de la música, del sonido, de la imagen, de la danza, del humor y hasta en el toreo... Pero es imposible definir algo que se define por si solo cuando se siente.
– ¿También arrebata?
– Claro. Los músicos siempre tratamos de ordenar la notas de la forma más bella posible, al igual que un poeta ordena las palabras. En este disco he tratado de hacerlo y hay temas en los que he encontrado un sosiego –muy difícil de lograr en una grabación– y que se obtiene de forma más sencilla en una actuación en directo. En la soleá, en la taranta y en la farruca he dado con el sosiego y en ‘Campo de la Verdad’, siendo una bulería muy clásica, también.
– ¿Por qué decidió inspirarse en José Tomás para ese tema?
– ¿Por qué no? Creo que si hay un torero que tenga la verdad en sus manos es él. Él como artista me ha aportado por sus formas y por su arte mucho dolor. Es maravilloso.
– Y echa de menos ese dolor
– Mucho. Me encantaría que volviera muy pronto. Pero todos los artistas necesitan un descanso y mucho más una persona que se la juega de esa manera.
– ¿Qué le pareció al él ‘Campo de la Verdad’?
– Le encantó. Me llamó el día que lo escuchó. Además, él me brindo un toro en Las Ventas diciéndome «por la verdad que nos une». Yo supe que me brindó no el toro sino su vida y de ahí vino todo. Es tal alucinante su toreo que cuando salía a torear nadie era capaz de saber si iba a volver o no de ese trance del torero de los cuentos.

o Esta entrevista la publiqué en noviembre de 2005 en Diario La Rioja.

jueves, 29 de octubre de 2009

Hoy es uno de esos días en los que echo de menos tu fragilidad, José


Hay días necesarios y días innecesarios y prescindibles. Hay días tortuosos en los que cuando llega la noche y me suena Camarón por los adentros se renueva la decrepitud de tantas horas roídas.

Yo pegué un tiro al aire, cayó en la arena.

Hoy es uno de esos días en los que echo de menos tu fragilidad, José

Corrupción

La política, que no es más que un eufemismo para disimular lo que hacen los políticos, aspira a ordenar todos los matices de la vida ciudadana instalada como nunca en una especie de caos tamizado por un fenómeno llamado corrupción que cada día adquiere matices más rocambolescos. La corrupción no sabe ni de géneros ni de ideologías porque tiene un ritmo transversal que arrastra cuentas bancarias, financiaciones, solares, planes de desarrollo, chivatazos policiales y… topónimos.

La corrupción es más sibilina
, incluso, que lo que piensan nuestros políticos y en el último de los requiebros se ha zampado la ‘L’ de La Coruña sin remisión obligando por ley a desterrar de mapas y libros el artículo en castellano para permitir sólo la ‘A’ de La Coruña. Esta historia es muy vieja y se remonta a una denominada Ley de Normalización Lingüística de los años ochenta que lo que perseguía era ese absurdo al que con un surrealista circunloquio se le denomina inmersión. Es decir, borrar de un plumazo el castellano de esas partes de España donde se hablan dos idiomas obligando a galvanizar la vida y la educación sólo al que pertenece al «hecho diferencial».

Yo me niego y pienso seguir escribiendo La Coruña con ele
, bellísima letra del alfabeto latino que hunde sus raíces en la lambda griega, en la lamed fenicia y según los diccionarios etimológicos, en la mismísima escritura hierática egipcia, que no tengo ni la más remota idea de lo que es pero que me sugiere más autenticidad que el alcalde de La Coruña y demás prebostes del PSOE de Galicia que han sido incapaces de oponerse a los ediles del BNG, tan demócratas ellos y que en el uso y abuso de sus competencias arrasan con los artículos castellanos para que no les confundan con nosotros, los españoles.

o Este artículo lo he publicado hoy en el Diario La Rioja en una serie que sale los jueves y que se titula Mira por dónde.

martes, 27 de octubre de 2009

La Rioja: entre hayedos y aguas calientes

El otoño riojano se define por la sorprendente paleta cromática de colores ocres que ofrecen viñedos y bosques desde el Valle del Ebro hasta las cumbres de la Sierra de la Demanda. Un recorrido para guardar en la memoria

El otoño es la estación por excelencia de La Rioja. A estas alturas ya se han recogido los frutos de la vid y las garnachas, tempranillos, viuras, mazuelos y malvasías comienzan a ofrecer sabores y aromas diferentes en las bodegas y, además, envejecen distintas para las miradas de los viajeros en un multicolor abanico de tonalidades sorprendentes, desde los picotas y cerezas de los feraces viñedos del monte de Yerga, a la suavidad de los pasteles ocres del tempranillo peludo de las antañonas viníferas agrestes que se asoman en las faldas de la Sierra de Cantabria hasta Haro, sin olvidar las luces marrones de las tablitas que se enredan caprichosamente en el discurrir del río Cárdenas. El valle del Ebro se abre mediterráneo en sus pies hasta ofrecer otro espectáculo cromático indescriptible que también tiene en esta época su momento más clamoroso: los bellísimos hayedos de las distintas sierras riojanas que, en una altura que suele discurrir entre los 1.200 y los 1.700 metros, escenifican bosques umbríos y tapizados de hojas que en esta época del año comienzan a vestirse con toda suerte de colores merced a las salpicaduras que propician otras especies naturales como los quejigales, el romero, los helechos o las encinas.

La Rioja es rica en hayedos y desde el Camero Viejo hasta la zona de la Sierra de la Demanda existe un buen número de ejemplos de lugares donde disfrutar de una perspectiva bellísima y delicada del otoño.Uno de los más singulares es el de Monte Real, situado en Ajamil de Cameros y al que también se puede acceder desde Arnedillo, famosa por sus aguas termales y su imponente balneario. Destacan sus curiosísimas pozas, recientemente acondicionadas, donde el agua emerge de forma natural a una temperatura de cuarenta grados. En tiempos se las conocían como las fuentes de los pobres, ya que a su lado emergía el famoso balneario «el de los ricos», valorado y explotado desde la época de los romanos ya que discurría por el pretérito sendero de una calzada que unía a Calagurris (Calahorra) con Numantia (muy cerca de la actual Soria).El agua emerge aquí a unos siete metros por encima del nivel del río y a tan sólo diez de su cauce, a una temperatura de 52,5 grados y con un caudal que mana a algo más de un litro por segundo. El balneario ha sido recientemente reformado y cuenta con modernísimas instalaciones en las que se ofrecen las principales técnicas de tratamientos termales. Además, y como curiosidad, la propia villa de Arnedillo celebra el último domingo noviembre la fiesta de San Andrés, en la que se saca al santo en la «Procesión del humo» y recorren sus empinadas callejuelas por las que se quema romero mojado para provocar grandes cantidades de humo que, inevitablemente, se inhalan a su paso. Dice la tradición que quienes pasan por «el humo» quedan inmunizados ante enfermedades infecciosas como la gripe. Esta curiosa costumbre comenzó en 1888, al sufrir el pueblo los efectos trágicos de una epidemia de viruela negra. Sus habitantes, vencidos ante la desgracia, buscaron en la fe lo que no podía proporcionarles la ciencia y colocaron una vela negra a cada uno de los siete santos que por entonces poseía la villa con el objetivo de sacar en procesión al que estuviese junto a la última vela en apagarse. Éste fue San Andrés, al que en estos días bajan del retablo para pasearlo junto al sanador humo.

Pero volvamos a los hayedos y dejemos La Rioja Baja para acercarnos al entorno del Najerilla y adentrarnos en Tobía y Matute, donde se extienden varios de los más amplios y bellos de toda la Comunidad. Además, un fácil itinerario permite al visitante recorrer esta variada masa forestal, bajo el horizonte de los montes Pancrudos, y observar especies faunísticas de tanto interés como el agateador norteño, el lagarto verde o el lirón gris. Su situación, al abrigo de la Demanda, con la sombra del San Lorenzo y cerca de Ezcaray, hace que se vea favorecido por una humedad constante y se salpique de abedules y álamos temblones, especies muy poco frecuentes. Suele llover mucho y el paisaje se entrecorta con una niebla que protege de las miradas a los corzos que se suelen dejar ver de forma inopinada, al igual que los ciervos y los jabalíes. En los ríos, además de la tradicional trucha riojana, hay espacio para las nutrias, el pequeño desmán ibérico y el muy escaso visón europeo. Sólo quizás el apresurado vuelo de alguna becada puede sorprendernos paseando por estos bosques ya que los reptiles y anfibios así como el lirón gris duermen en invierno a la espera de condiciones más favorables. La Demanda está poblada de hayas y robles que rodean la peculiar localidad de Ezcaray y sus bellísimas aldeas. Una de las citas más llamativas es el acebal de Valgañón y el llamado Llano de la Casa, donde Alto Oja forma rotundas cascadas entre pinos silvestres, bosques con robles albares, fresnos, arces y avellanos. Además, la red de senderos de La Rioja permite recorrer los paisajes naturales más atractivos, desde el Camino de Santiago hasta el Sendero de Gran Recorrido GR-93 que discurre a lo largo de la sierra desde Ezcaray a Cornago, o las Vías Verdes del Cidacos y del Oja, aprovechando los trazados de antiguos ferrocarriles a través de rutas de muy escasa dificultad que ofrecen la posibilidad de conocer muchos de los lugares más bellos de La Rioja.

o El Balneario de Arnedillo, que está enclavado entre el monte Encineta y el río Cidacos, se encuentra arropado por un circo montañoso que abre las puertas de la sierra riojana a la fértil vega del río Cidacos, uno de los parajes más bellos de La Rioja, sobre todo durante el otoño, la estación perfecta para visitar estas tierras. El Balneario, con aguas hipertermales de carácter minero-medicinal, con propiedades relajantes y antirreumáticas, es un clásico del sector termal en Europa. La oferta del Balneario Arnedillo incluye tratamientos de belleza, antirreumáticos y de relax. Entre sus instalaciones destacan la piscina activa, el baño romano, y la piscina de olas.

o Este artículo lo he publicado en el suple de viajes de ABC; las fotos son de Justo Rodríguez.

lunes, 26 de octubre de 2009

El llanto amargo de Sánchez Mejías, por Jesús Ruiz Mantilla (en El País)

El catedrático Andrés Amorós descubre una novela inédita y autobiográfica de aquel torero polifacético, que fue un ídolo para la generación del 27. Publicado por Jesús Ruiz Mantilla en El País

Joselito El Gallo, su héroe, le dio la alternativa con Belmonte de testigo. Eso para los ruedos, pero aquella luminosa figura del toreo que deslumbró a poetas, actrices, figuras del flamenco y a gentes de la política o el arte no se conformó con los triunfos en las plazas y buscó lidiar en otros campos. Como la literatura, donde con gusto le apadrinaron todos los grandes del 27 y fue elevado por Federico García Lorca a los altares del mito con su célebre Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías.

Todos ellos conocieron en vida su teatro, sus artículos periodísticos y su toreo un tanto temerario y al tiempo poderoso. Pero pocos sabían que entre sus papeles, en desorden, a jirones, anárquicamente, guardaba una novela. Ahora, ese manuscrito ve la luz rescatado de su legado por Andrés Amorós. Se titula La amargura del triunfo y cuenta en unas 100 páginas, sencillamente, la historia de un torero, Ignacio Sánchez Mejías (Sevilla, 1891-Madrid, 1934). Son esas benditas casualidades que llegan con el buceo entre legajos. Amorós, catedrático de Literatura Española, sabio taurino y autor de una biografía del matador publicada en Alianza, preparaba una exposición en Sevilla con motivo del 75º aniversario de su muerte. La que le sacudió en la plaza de Manzanares el 13 de agosto de 1934: "A las cinco de la tarde. / Eran las cinco en punto de la tarde. / Un niño trajo la blanca sábana / a las cinco de la tarde. / Una espuerta de cal ya prevenida / a las cinco de la tarde. / Lo demás era muerte y sólo muerte / a las cinco de la tarde", cantó Lorca.

Aquel revolcón mortífero que le llevó de las tablas al centro del ruedo entre un reguero de sangre acabó con su vida y dejó sin terminar la obra que aparece ahora publicada en la editorial Berenice (Grupo Almuzara). "Está inacabada, yo me he limitado a ordenarla y corregirla", comenta Amorós. Se trata de una pieza autobiográfica, la historia de un torero, voluntarioso y humilde, que se enfrenta a la lucha por la vida. Pocas noticias se tenían de esta obra. Las que Amorós ha conseguido rastrear en la prensa de la época. Pero no cree que sus amigos del mundo literario, Alberti o Pepín Bello, supieran mucho de ella. "El 22 de septiembre de 1925, Ignacio toreó en Valladolid. Después se fue al hotel y cambió el traje de luces por otro con chaqueta y se fue al Ateneo a dar una conferencia". Así era este hombre inquieto, locuaz y generoso. El que apadrinó a ese grupo de poetas brillantes, inquietos y extravagantes pagándoles un viaje a Sevilla para celebrar el centenario de Góngora. Aquella reunión se conoce como el germen de la generación del 27. "En la conferencia de Valladolid, Sánchez Mejías leyó lo que era un capítulo de su narración. Se titulaba Marujilla la de las perlas negras y así han creído algunos que se llamaba la novela, pero era sólo el nombre que le puso a ese capítulo. El título de la obra es con toda seguridad La amargura del triunfo", comenta Amorós. Lo que el estudioso ha rastreado, dice él, "es un verdadero ciempiés". Cosas escritas a lápiz y a tinta en reversos de papeles con el membrete del Hotel Real de Santander, folios, cuadernillos caóticos, mucho que corregir. Y la madera de narrador, ¿se ve por algún lado? "Está muy dignamente escrita", sentencia el crítico. En ella se mezclan los vericuetos del submundo taurino, los mozos de espadas como contrapunto cervantino al matador, las tabernas y los cronistas untaos, apoderados, aficionados y amores posibles e imposibles.

Ajeno al folclore
"No le interesa lo folclórico, ni lo externo, ni lo costumbrista. Habla de un universo íntimo, del toreo como forma de heroísmo. En épocas pasadas, quienes buscaran aventura se embarcaban a América o a los tercios de Flandes; en la época de Sánchez Mejías torear era una forma de perseguir el triunfo para quien no tenía nada", comenta Amorós. Él no perdió el tiempo, pero sí algunas amistades dentro de su mundo. "Era muy provocador, incluso amante de la bronca. Como torero se distinguía menos como artista y más como un diestro de esos que buscan doblegar al animal". Su ídolo era Joselito El Gallo, cuñado suyo, de quien utiliza algún rasgo biográfico en la novela, como esa historia de amor con la hija del ganadero Pablo Romero, que no pudo ser. Fue rebelde y venía de buena familia. Su padre era médico, pero la inquietud, su avidez vital y una ambición de búsqueda permanente le hizo largarse, sin acabar el bachiller, como polizón en un barco. Después se hizo torero, mecenas artístico y autor teatral con obras como Sinrazón, Falla o Ni más ni menos. "La primera, para algunos, es la introducción de Freud y el psicoanálisis en España. La última, un auto sacramental laico". Pero su versatilidad también le llevó por otros caminos. Fue piloto de aviones, amante de los coches, jugador de polo, impulsor de un aeródromo de zepelines, presidente del Betis -"aunque él era del Sevilla", puntualiza Amorós- y aspirante a senador republicano, cosa que finalmente no aceptó. Genio y figura lorquiana: "Como un río de leones / su maravillosa fuerza, / y como un torso de mármol / su dibujada prudencia. / Aire de Roma andaluza / le doraba la cabeza / donde su risa era un nardo / de sal e inteligencia...".

o Ve la luz la novela inédita de Sánchez Mejías 'La amargura del triunfo Agencia EFE
o Una novela de Sánchez Mejías La Jornada de México
o Letras del andaluz más claro Abc
o Web del documental Ignacio Sánchez Mejías, más allá del toreo

domingo, 25 de octubre de 2009

Manzanares en 50 milímetros

La fotógrafa Joséphine Douet se embarcado con Manzanares y su cuadrilla para retratar su vida, sin adornos, como un torero más y «contra las supersticiones»

Escribe el cineasta
Agustín Díaz Yanes que Joséphine Douet nos ha enseñado en el libro ‘Peajes’ al José María Manzanares «torero y viajero. Como John Ford, Hawks o Bud Boetticher, ha fundido a su protagonista con el paisaje, con las herramientas de su trabajo, con su soledad y con la soledad de los suyos (la cuadrilla). La poesía de sus excelentes foto está en las pequeñas cosas: en el hotel de carretera desangelado, en el mozo de espadas limpiando el vestido de torear con una ducha de mano, en la caja de montera esperando, majestuosa y solitaria en el bordillo de una calle cualquiera de una ciudad cualquiera, en la comunidad de toreros cenando apresuradamente en un restaurante anónimo. Joséphine ha fotografiado la trastienda, la ruta, la la caravana de hombres que día a día, noche a noche va tejiendo su destino». Joséphine Douet es francesa y fotógrafa de moda. Vive entre Madrid, París y Nueva York y trabaja entre otras publicaciones para Vanity Fair, Elle, Rolling Stone, Libération, Telva, L’Officiel… Y se ha empotrado en la cuadrilla del torero alicantino José María Manzanares para descubrir, descibrir la vida loca de un matador en la vorágine de esos meses de verano en los que prácticamente se torea cada día doblando el mapa: de Madrid a Nimes, de allí a Bilbao para dormir en Burgos camino de Málaga o de Albacete. Y como describen en la sensacional web francesa -www.camposyruedos.com-blog de Campos y Ruedos-, el trabajo de Joséphine Douet «toca lo íntimo y s presenta casi desnudo, despojado de manipulaciones posteriores. Una suerte de minimalismo fotográfico, un less is more para ir a lo esencial y al fondo de las cosas. La simplicidad para emocionar y enseñar, sin artimañas. Y desde este punto de vista, la fotógrafa corre un riesgo, el de no llegar en seguida al gran publico, porque sus imágenes, muy contemporáneas, no hacen ninguna concesión a la moda o una estética fácil. No son fotografías de toros, sino mucho más. Es muy sencillo, el objetivo fetiche de Joséphine es el 50 mm. Y los que hacen algo de fotografía lo saben, con un 50, no se pueden hacer trampas. No hay otra salida que el éxito o la papelera, la enfermería o el triunfo. Un 50 y ya esta todo dicho, o casi». Y es que por primera vez, una fotógrafa se ha embarcado con un matador y su cuadrilla, para retratarlos en su vida, sin adornos. Como un miembro más del equipo. Y contra las supersticiones. El matador es José María Manzanares, la fotógrafa Joséphine Douet. De esta estrecha colaboración entre dos grandes artistas ha nacido una historia maravillosa, inédita y llena de arte. Un viaje al centro de un mundo intenso, misterioso, y bello.

Peajes, a fondo

o La autora es Joséphine Douet, fotógrafa de moda y retratista, vive y trabaja entre Madrid y Paris... Sus imágenes han sido publicadas en numerosas revistas españolas e internacionales (Rolling Stone, ELLE, GQ, Vanity Fair, Esquire, Telva, l’Officiel, Libération, Les Inrockuptibles, Paris Match...).

o
Texto de Jacques Durand, critico del diario francés Libération desde 1987, y autor de numerosos libros de toros. Ha sido redactor jefe del programa Corrida en Canal+. Ha recibido el primer premio internacional de periodismo de Pamplona.

o Prólogo de
Agustín Díaz Yanes, director de cine y guionista, hijo de torero y gran aficionado. En 1994, escribió el guión de ‘Belmonte’, y siempre añade un detalle taurino en cada una de sus películas (Nadie hablará de nosostras cuando hayamos muerto, Sin noticias de Dios, Alatriste, Sólo quiero caminar...).

o Aquí la web de Joséphine Douet; y aquí el blog del libro.









o Conferen
cias en Logroño y Arnedo. El Club Taurino Logroñés y el de Arnedo acaban de cerrar sus ciclos de conferencias. Las de Logroño comenzarán el 13 de noviembre con la presencia de Salvador Arias, que hablará de Joselito ‘El Gallo’; los otros dos ponentes serán Mercedes Picón, de la ganadería Pietro de la Cal y el crítico de la Cope Rafael Cabrera Bonet. Las de Arnedo comenzarán el día siete con Lucas Carrasco, que disertará sobre la ganadería de Ana Romero. También participarán la periodista Laura Tenorio e Isaías Vázquez.

o Lo dice Rivera Ordóñez. «Zapatero es el antitaurino número uno» Rivera Ordóñez, que este martes va a recibir la Medalla de Oro de las Bellas Artes, ha cargado contra el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en una entrevista concedida al periódico El Mundo. «Rodríguez Zapatero es el antitaurino número uno y el más dañino. Nada ha hecho a favor de la Fiesta. La ha menospreciado y minusvalorado. Y además me consta que ha hecho todo lo posible para que los toreros no lo visiten en La Moncloa».

o José Tomás volverá a Madrid en 2010. José Tomás volverá el año a torear en la plaza de toros de Madrid, tras un año de ausencias por desacuerdos económicos. También quiere ir a Sevilla y Bilbao. o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja.

viernes, 23 de octubre de 2009

El Niño Miguel, ingresado en Huelva

Previsibles

En el debate del martes sobre los Presupuestos Generales del Estado, Rajoy se vanaglorió de sí mismo cuando la vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado, le espetó que era un tipo «previsible». Tomó carrerilla Mariano con el desafortunado desliz de la vice-ecónoma y le dio un repaso de muy señor mío sobre el significado del concepto previsibilidad en política económica.

Elena Salgado, tímidamente arrebujada en su escaño, sonreía trémula porque sabía que más allá de los rutinarios encontronazos verbales de sus señorías en el Parlamento, lo razonable es que España se precipite hacia la ruina merced a unas cuentas del Reino que carecen de la más mínima credibilidad y que subrayan, una vez más, la diferencia entre el país que pintan nuestros gobernantes, tan previsibles y atentos cuando se trata de salir en la foto, y la cruel realidad de una crisis tan brutal y despiadada que nos puede colocar en muy poco tiempo con más de cinco millones de parados.

Lo más triste de todo es que los analistas políticos tampoco escapan a la demagogia partidaria (otra forma singular y enjaezada de previsibilidad) y cuando se atacan entre ellos lo hacen defendiéndose en sus trincheras olvidando de que de este marasmo sólo se puede salir a través de profundísimas reformas estructurales. El gasto social, por ejemplo, se ha convertido en una descabellada coartada para justificar unas cuentas que se amparan en el progresismo para olvidar la Ley de Dependencia -¿se acuerdan?- y confundirla con prestaciones al desempleo y explicar subrepticiamente que cuantos más parados tengamos, más sociales serán los presupuestos. Así se escribe la irritante realidad de nuestros gobernantes y su insufrible previsibilidad.

o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja en una serie que sale los jueves y que se titula Mira por dónde.

jueves, 22 de octubre de 2009

Munilla se queda sin queso

Cierra 'La Aulaga', la única elaboradora de La Rioja de queso de leche cruda de cabra y cuajado natural. «Me superan trabas de la burocracia», dice su responsable (Este reportaje lo publico hoy en Diario La Rioja con excelentes fotos de Justo Rodríguez).

A Juan Carlos Pérez le ha encogido el ánimo la muerte de su mujer, Marisol Hernando, y una burocracia a la que «no puedo entender» y que, además, «me marea y me supera». Juan Carlos y Marisol cambiaron su vida a mediados de los ochenta y dejaron su Basauri natal para venirse a la Sierra de la Hez, criar un rebaño de cabras -«éramos hippies», sonríe y matiza- y con su leche elaborar un queso, llamado 'La Aulaga', que se convirtió en un manjar sencillamente exquisito y de renombre internacional.
Ahora ha desaparecido y su ausencia deja a La Rioja sin una de las claves de su gastronomía: el queso curado de cabra, elaborado con leche cruda, de cuajo natural y madurado en cámara controlando durante meses el desarrollo de mohos y levaduras, que son los que aportan a este queso parte de su sabor y de sus características más peculiares. Juan Carlos pasea ahora su tristeza en solitario por su finquita con sólo tres cabras -su rebaño sumaba 150 cabezas- y cuenta que se le han escapado las ilusiones y las fuerzas: «Marisol y yo estábamos muy orgullosos de nuestro queso, de la forma de vida que habíamos decidido emprender y era una locura comprobar cómo gustaba y las críticas que recibíamos por su calidad. Pero ahora todo se ha terminado; ella se murió, me he quedado totalmente solo y me siento incapaz de sacar hacia adelante este proyecto». Las razones, según Juan Carlos Pérez, radican en varias circunstancias y muchas de ellas tienen que ver con la burocracia: «La Administración regional me tiene considerado como productor y no como ganadero, con lo que se me priva de cualquier tipo de ayuda para mantener el rebaño. Se me niega también la prima de Alta Montaña y todo esto configura un panorama que hace imposible el desarrollo de esta actividad. Es duro decir que de cada cuatro pesetas de nuestros ingresos, dos venían vía subvención, pero un proyecto de vida en Munilla, en medio de la montaña es algo duro que tiene que surgir de alguien muy identificado con el medio rural y con su desarrollo. En otras zonas de España como Castilla y León, Navarra, Asturias o el País Vasco se reconoce nuestra figura como ganaderos y eso es lo que hemos reivindicado durante varios años. Pero sólo he recibido por respuesta buenas palabras. Los políticos nos decían que éramos un ejemplo como explotación ganadera y como elaboradores, pero todo se quedaba ahí, sin soluciones reales; tan sólo buenas palabras». Y va más allá: «Nosotros nos hemos matado a trabajar. Muchas veces pienso en nuestro primer rebaño de 24 cabras y cómo lo pastoreó Marisol desde Santa Marina hasta aquí sin haber visto un animal en su vida, y me dan ganas de llorar. Conseguimos montar una pequeña granja en la carretera que va a Zarzosa, una quesería en nuestra propia casa, con cámaras y demás aparatos, nos volvimos locos con Sanidad para que nos aprobaran las cillas -cestaños tradicionales de mimbre donde se daba la forma al queso- y cuando comenzamos a elaborar los quesos no había manera de que nos los comprara nadie. Después, lo vendíamos todo y apenas nos quedaba para irnos de vacaciones una semana al año y a turnos... ya que alguien se tenía que quedar cuidando a las cabras. Estoy orgulloso de todo nuestro proyecto vital, de la calidad y el reconocimiento que han obtenido nuestros quesos, pero ha sido muy duro y estoy demasiado cansado para seguir peleando con más burócratas».

o Sabe a tomillo
Cuenta Juan Carlos que la calidad de sus quesos se basaba en dos pilares: «El primero eran las cabras; que vivían en el monte ramoneando a su antojo. A Marisol le gustaba decir que en primavera el queso sabía a tomillo porque sus animales disfrutaban de una alimentación totalmente natural. Ella se encargaba de su pastoreo y de su cuidado, y cuanta más calidad de vida tenían, mejor leche aportaban». De ahí, el segundo pilar de sus quesos, la materia prima: «No la pasteurizábamos, así no sufría ningún tipo de calor y con ello lográbamos mantener intactas todas sus cualidades en sabor y poder energético. Eso, por otra parte, dificultaba al máximo su manejo y exigía una meticulosa y limpísima elaboración. Después, metíamos cada queso en las cillas y su maduración en bodega durante dos meses permitía el desarrollo de varios tipos de hongos cruciales todos ellos para las cualidades organolépticas del queso». Marisol y Juan Carlos elaboraban, además de este queso curado, otras variedades como un yoghurt semi-líquido envasado en botes de cristal de medio kilo, un queso fresco -esta vez pasteurizado- y un tercero llamado 'láctico' para untar, que se hacía mediante un proceso de coagulación de más y desuerado suave y largo. Después, se le añadía un macerado de ajo y perejil picado: «Fue un orgullo llegar a hacer todo esto, pero resulta muy triste ver cómo se ha terminado todo , aunque me gustaría que hubiera otro futuro».

o «Ofrezco mi casa para enseñar a hacer queso». Juan Carlos ha tirado la toalla, pero no quiere que todo lo que ha hecho se pierda en el olvido: «La granja está ahí, mi casa tiene todo lo necesario para seguir elaborando queso y yo ofrezco todo lo que sé y las instalaciones por si el Ayuntamiento o las instituciones quieren hacer algo». De hecho, y a pesar de que ahora disfruta tocando el saxo, está dispuesto a enseñar «todo lo que ahora sé. En su momento aprendí todo lo que pude sobre el mundo del queso; aluciné con la capacidad y la riqueza que existe en España y también con lo poco que cuidamos todo ese patrimonio cultural y etnográfico. Personalmente me da mucha pena, pero no puedo seguir en estas condiciones; la decisión está tomada».

o Francis Paniego: «Con el queso de Munilla se nos va un incunable»

La semana pasada se celebró una reunión de 'Eurotoques' en la que los principales cocineros de La Rioja (entre ellos Lorenzo Cañas, Ventura Martínez, Ignacio Echapresto, Diego Arechinolaza o Francis Paniego, entre otros) escucharon la problemática de dos productores: Juan Carlos Pérez, de la quesería 'La Aulaga', de Munilla y Javier Lafuente, de 'La Huerta de Tormantos', elaborador de pimientos.
- ¿Están preocupados con la desaparición de este tipo de productos en La Rioja?
- Mucho, porque para nuestra cocina son fundamentales los productos. Sin producto no hay cocina, eso hay que tenerlo muy claro. La alarma ha surgido y una de las claves de nuestra asociación es la defensa de los productos autóctonos y de calidad.
- ¿En qué consistió la reunión con estos dos productores?
- Se desarrolló en el Delicatto y de alguna manera nos propusimos escuchar sus problemas, darles cariño y hacernos partícipes de sus razones. Hay que tener en cuenta que de alguna manera nosotros somos prescriptores y en nuestras cartas hay una presencia extraordinaria de este tipo de productos, pequeñitos, pero deliciosos que se elaboran en nuestra tierra. Les dimos cariño y les escuchamos, que es una parte clave del compromiso que tiene nuestra asociación de cocineros para con nuestra tierra.
- ¿Qué le parece este queso de Munilla?
- Es algo realmente exquisito. Yo lo descubrí gracias al colmado de Ezcaray, que se preocupa mucho de todo este tipo de productos. Y me sorprendió desde el principio por su suavidad y por lo rico que está. Aparece en mis cartas, tanto en Ezcaray como en Elciego y lo pongo con el nombre de queso de Munilla. En este caso creo que hemos perdido un verdadero incunable de la gastronomía de La Rioja y la sensación que sacamos todos los que estuvimos en la reunión es que había que hacer algo
- ¿Qué pueden hacer los cocineros?
- Como he dicho antes nosotros de alguna manera somos prescriptores. Es curioso, en uno de los mejores libros sobre quesos que hay en España, obra de José Manuel Escorial (España y sus quesos) aparece un único queso de La Rioja y es el de Munilla. Me da mucha pena y es alarmante que desaparezca. Más o menos es la misma sensación que sacamos todos los cocineros.

o Lorenzo Cañas : «Es una pena». La Asamblea de Eurotoques de La Rioja escuchó todos los planteamientos del Juan Carlos Pérez. Lorenzo Cañas, una de las voces más autorizadas, comentó que le dio «mucha pena que se pierda un producto de esta calidad. Me quedé alucinado con su historia y creo que nos tenemos que mentalizar de que La Rioja ha de ser calidad auténtica».

miércoles, 21 de octubre de 2009

La entrevista a Ferrán Adriá, en Afuegolento.com

Los amigos de A Fuego Lento.com, uno de los mejores portales de información gastronómica de la red, ha tenido a bien publicar la entrevista que realicé a Ferrán Adriá.

o El que cree saberlo todo, en realidad está muerto

Ferrán Adrià, 'Chef del Año' en los Estados Unidos, reflexiona sobre la cocina, la creación y el ser humano: "Me encantaría imaginarme una película de ciencia ficción donde comer no fuera necesario para vivir. ¿Existiría entonces la cocina?", se pregunta. Ferrán Adrià es el gran mito universal de la cocina y el auténtico referente mundial de la gastronomía creativa: "España es el país en el que más cosas excitantes están pasando en la cocina", asegura.

- Existe una sensación especial de emoción alrededor de su figura...
- Trato de tener una vida lo más emocionante y busco la diversión porque creo que lo más insuperable es levantarse por las mañanas y ser feliz »»

martes, 20 de octubre de 2009

Tauromaquia o crimen, por Antonio García Gómez

Ni siquiera me voy a defender, ni mucho menos tratar de justificar la fiesta de los toros, de la que me declaro, confeso y convicto, irredento aficionado a su lucimiento.
Seguro, pues, que ante la marea de civilizado empeño, supongo, en denigrar, en denostar, en impedir, en prohibir su manifestación, yo sólo puedo lamentarlo y reivindicar, una vez más, mi gusto por la fiesta de los toros, repito, con decidida convicción e indesmayable intención de gozar de ella mientras pueda, sin un ápice de mala conciencia, sin un ardite que echarme al coleto para intentar justificar lo que considero absolutamente decente.
Sólo, entonces, mi disposición a defender el buen gusto, así lo considero, a asistir a las corridas de toros, como parte muy aceptable de mi comportamiento humano y sensible. ¡Hasta hoy pudiéramos llegar! o al menos mi imbecilidad y supuesta falta de bonhomía para que yo dejara de reconocer el mérito y el arte de una excelente corrida de toros.
Tanto es así que, a menudo, me quedo con el espectáculo de un toro embistiendo a un torero, antes que con algunos otros que me puedan desairar más, sin duda, incluso hasta la emoción de sentir el cartel efímero de tan plástica composición. Por eso mismo, y sin contradecir cualquier otro argumento, me subyuga mucho menos un desahucio implacable, una regulación de empleo trampuchera, un despido barato, una extorsión ideologizada, un tiro en la nuca, un bombardeo inteligente, un montón de daños colaterales hechos de tripas y miradas muertas, una decisión fanatizada y demoledora, una alusión y una barbaridad en nombre de cualquier dios, una torta a tiempo y a destiempo por el bien de la víctima, un encarecimiento apalabrado para evitar la deflación, una especulación inclemente y sustanciosa, un mal reparto de la riqueza hasta la obscenidad, un finiquito multimillonario, un finiquito rácano y muerto de hambre, una apología de la inquina y el rencor... una miríada interminable de muertos de asco y de hambruna , de muertos de pena y segregación, de muertos de olvido y bombazos limpios, muertos de envenenamiento lento y consciente, muertos de terror y radicalidad, muertos sin sentido, muertos evanescentes, muertos martirizados, muertos apaleados... que una buena tarde de toros, suspirando porque la faena llegue a plasmarse sobre la arena, mientras muere el toro y triunfa el torero,¡ojalá! y estalla la ovación inocente y límpida como una corriente de admiración y respeto, sin duda, por el toro y el torero que se entregan a la faena con o sin consentimiento, en todo caso con la naturalidad de su propia existencia abocada a su encuentro, al menos, para emocione a miles, a millones de espectadores.
Y ahora podrán o no prohibir las corridas de toros en un rincón de España, y yo seguiré proclamando que soy un entusiasta aficionado a las mismas, con mi autoestima en buen estado y sentido del respeto propio y ajeno en posición de revista.

Logroño 3 – Octubre – 2.009

o Por Antonio García Gómez. Natural de Miranda de Ebro (Burgos), maestro con unos pocos trienios,he contrastado mi vocación por la de la poesía desde mi juventud. Me han publicado las siguientes obras de poemas: Vagidos de sueños, Poemario 1 y La Reapié. He colaborado, además, con distintas publicaciones y he estado siempre en contacto con cuantas personas han estado interesadas en intercambiar, conocer u ofrecer sus creaciones de manera directa, viva y personal.
Pinchar aquí para acceder a su blog Tonio Santiuste.

lunes, 19 de octubre de 2009

Arena, una película documental de toros de Günter Schwaiger


o Trailer de la película
Arena, un film del director de cine austriaco Günter Schwaiger

Adiós al viejo coso de Arnedo

106 años contemplan a uno de los recintos taurinos con más sabor del mundo: la plaza de toros de Arnedo, tan bella como incómoda, que se prepara para dar paso a un nuevo recinto y que fue despedida con una corrida benéfica el pasado 12 de octubre con una corrida en la que actuó en solitario Diego Urdiales.

Los orígenes de la plaza de toros de Arnedo se remontan al 23 de marzo de 1903, cuando se subastaron unas obras que concluyeron el 12 de septiembre de hace 106 años. El constructor fue Venancio Irigoyen y la puesta de largo del coso se realizó el 27 de septiembre del mismo año, siendo su capacidad de 2.835 localidades, de las cuales 2.100 son de tendido, 580 de palco y 155 delanteras de palco. En la inauguración participaron el diestro zaragozano Joaquín Calero 'Calerito' y el sevillano Joaquín Ríos 'Manchao', quienes lidiaron cuatro toros de las ganaderías navarras de los señores Lizaso Hermanos y don Jorge Díaz. El primer empresario del coso fue Alejo Pagonabarraga, en sociedad con otras seis personas que arrendaron el inmueble por cinco años con una renta de 1.250 pesetas cada temporada. Mucho ha llovido sobre este emblemático coso, que desde la fundación del Club Taurino Arnedano (1963) vivió un gran incremento en el número de festejos y en la consolidación de la afición taurina. A principios de los años setenta comienza a cuajar la idea del Zapato de Oro, una feria y una vocación de apuesta por el futuro de la fiesta a través de una feria de novilladas que con el discurrir de los años se ha convertido en el certamen de este tipo más importante y decisivo de todo el orbe taurino. Por el viejo coso arnedano han pasado los mejores novilleros de cada generación, desde el francés Richard Millán que logró el primer Zapato en 1979, sin olvidar al malogrado José Cubero ‘Yiyo’, que lo obtuvo al año siguiente. Enrique Ponce, Jesulín de Ubrique, Juan Serrano ‘Finito de Córdoba’ y Morante de la Puebla, han sido los toreros más importantes, junto a Diego Urdiales, que han logrado «calzarse» este zapato. Y es curioso, porque diestros tan fulgurantes como José Tomás o ‘El Juli’ pasaron por Arnedo y aunque dejaron emotivas actuaciones, sobre todo José Tomás que se llevó el trofeo Antonio León a la mejor estocada, no lograron imponerse en el más importante de los galardones. Resulta curioso el caso de Diego Urdiales, que se había quedado en dos ocasiones a la puerta del Zapato, pero que se lo llevó por fin en 1998, que lo logró con la casi unanimidad de los miembros del jurado. El torero arnedano Diego Urdiales mantiene una relación muy especial con este coso, ya que además de entrenar en él casi todos los días, se ha cuajado como torero en su ruedo realizando un infinito número de faenas imaginarias que encontraron su coronación el día 12 de octubre en la corrida que puso un precioso broche de oro a este bello coso.


o Este artículo lo publiqué en Diario La Rioja y la foto es de Jesús María León y la encontré aquí.

domingo, 18 de octubre de 2009

José Tomás lee a Mishima

La peña taurina 'El Quite’ profundizará en la personalidad de José Tomás en su Otoño Cultural con la presencia de su más íntimo biógrafo: el periodista Matías Antolín.

o Esta foto, bellísima, es obra de Paloma Aguilar

Dice el periodista Matías Antolín que José Tomás es el torero del silencio «porque habla sólo con la muleta y el capote; cada una de sus corridas es una catarsis existencial y lo vive con un ritual y personalidad arrolladores. Es puro cante jondo». El periodista, que encabeza el cartel del III Otoño Cultural organizado por la peña taurina ‘El Quite’ y que hablará sobre este torero en Logroño el 14 de noviembre, ha escrito un libro en el que cuenta que el diestro de Galapagar es «un apasionado de la poesía de Claudio Rodríguez, Ángel González; lee mucho Mishima y toda la influencia de la cultura japonesa que le proyectó su apoderado Antonio Corbacho. cuando hablaba del samurái y de su concepto para aplicarlo a la tauromaquia».
Matías Antolín, que vendrá acompañado por el periodista salmantino Paco Cañamero, sostiene que al torero le sensibiliza que le llamen suicida: «Por pereza mental ha surgido un grupúsculo de tomasófagos, pero con José Tomás no se ha podido crear una pareja. Esa connotación de suicida no la entiendo. Posee un pundonor y una vergüenza torera que otros no tienen. Él ha elegido una profesión donde hay que jugarse la vida. Sabe que a veces el toro le pide que ofrezca más riesgos porque no lo ha domado. Yo soy un lidiador de toros y tengo que pisar el terreno en el que sé que me puede coger. Pundonor. Sólo hay miedo al fracaso».
La segunda de las ponentes del ciclo será la eurodiputada riojana Esther Herranz, que hablará sobre cómo se percibe en Europa el fenómeno y sus impresiones impresiones personales sobre la fiesta fuera de España. El ciclo se culminará con la presencia del diestro baracaldés Ángel Pascual Mezquita, que acaba de doctorarse en Historia por la Universidad de Salamanca. Este torero que se ha convertido en el primero con un doctorado, hablará sobre la importancia de la raza en el torero y en el toro para triunfar. Coetáneo de Manzanares o, Julio Robles, Pascual Mezquita tomó la alternativa en 1972 en Valladolid. (Este artículo lo he publicado hoy en el Diario La Rioja).

III Otoño Cultural de la Peña El Quite, de Logroño.
o Sábado, 14 de noviembre. Matías Antolín, escritor y periodista. Presentación de su libro José Tomás Torero de silencio.
o Sábado, 21 de noviembre. Mª Esther Herranz García, eurodiputada y Miembro de la Comisión de Agricultura y Política Rural, que hablará sobre Europa y los toros.
o Sábado, 28 de noviembre. Ángel Pascual Mezquita, matador y doctor en Historia por la Universidad de Salamanca, hablará sobre la raza como fundamento de la corrida.

viernes, 16 de octubre de 2009

Amargo final de curso en Zaragoza

El sexto de la tarde se llamaba Lanzafuego; era un tío, retinto, un punto acaramelado de cuerna y tenía una mirada incierta e insospechada que desparramaba entre tanda y tanda como si quisiera hacerse el longuis al salir de cada muletazo. Diego Urdiales, que es probable que no se hubiera visto en su vida con un toro así, no las tenía todas consigo cuando tomó la muleta para medirse con tan inopinado ejemplar. El torero riojano sabía que por el pitón izquierdo no guardaba ni media arrancada y armó la faena en redondo tratando de aprovechar el viaje en series de muletazos por la derecha. Lo probó en el tercio y se lo sacó a los medios para atacarle en la media distancia y con el engaño suelto para no obligar a un astado que en cuanto se viera podido tendería, como casi todos sus hermanos, a abandonar la pelea y a rajarse con descaro. Logró Urdiales trenzar tres tandas enjundiosas aprovechando las embestidas y ligando los lances con los pies muy quietos. Sin embargo, al sacar la muleta para torear al natural, el toro comenzó a probar y se rajó definitivamente impidiendo que la faena alcanzara el anhelado vuelo. Cundió entonces en Urdiales un claro sabor de desesperanza y tras un feo bajonazo dio por terminada una gran temporada con el sabor agridulce de una corrida que nació gafada para él casi desde el principio, cuando se vio obligado a parar a tres toros para quedarse con el último de los sobreros reseñados en el festejo, un animal manso e imposible con el que no pudo consignar ni un solo muletazo, que se dice pronto. El festejo para Urdiales fue sencillamente desesperante: se había anunciado en Zaragoza con la corrida de Alcurrucén, toda ella desechada por los veterinarios, y mató a la postre un segundo sobrero incalificable de Antonio Palla y un manso de Bañuelo con medio pitón semipotable. Así es el toreo. Lo mejor de la función vino de la mano del segundo toro del festejo, un animal bajo pero armado hasta la saciedad de Antonio Bañuelos que fue sencillamente excepcional para la muleta; quizás mejor para el ganadero que para su matador, Antonio Ferrera, que aunque le cortó una oreja, vivió con él momentos de riesgo porque no fue capaz de sobreponerse a un torrente de embestidas que casi quitaban la respiración. Ferrera anduvo con él tan voluntarioso como listo y al igual que en el cuarto, dibujó una faena más retórica que profunda. Pero le funcionó la espada, se entregó en dos espectaculares tercios de banderillas y pasó por Zaragoza como un torero más que solvente. José Luis Moreno tuvo un primer toro corajinudo y de secas embestidas al que sometió por abajo en series emocionantes aguantando peligrosos gañafones al final de cada muletazo. Con el cuarto, otro manso integral, se fajó por la izquierda acorralando al astado en tablas.

o Diego Urdiales, una temporada de 18 festejos marcada por los triunfos en Madrid, Logroño San Sebastián y Bilbao. Diego Urdiales cerró ayer en el coso de La Misericordia de Zaragoza su temporada más importante desde que tomó la alternativa hace diez años en la feria de Dax; un año marcado por la calidad de su toreo y por un concepto que le ha hecho triunfar en plazas de la trascendencia de Madrid (coso en el que ha realizado el paseíllo en cuatro ocasiones y en dos de ellas ante astados de Victorino Martín); Bilbao, San Sebastián o Logroño. Y resulta sorprendente que a pesar de corto número de festejos (19 con el de ayer), el torero riojano se ha llevado premios como el del Capote de Paseo de la Comunidad Autónoma de La Rioja, o cuatro de los seis que se otorgan en las Corridas Generales de Bilbao (entre ellos el Clarín Taurino al triunfador del abono), el 'Estoque de Oro' que le ha concedido una peña de Almería a 'la trayectoria ejemplar', los dos de Alfaro (Club Taurino y la Cigüeña de Oro), sin contar con el reconocimiento que este fin de semana le va a tributar el Club Taurino de París en la capital del país vecino. Urdiales, como caso sorprendente, tuvo que realizar lo tres primeros paseíllos del año en Madrid: la corrida del Dos de Mayo, y otros dos festejos más en la Feria de San Isidro. Y aunque logró triunfar en el primer festejo y sumar mucho crédito en la corrida de Samuel Flores, la tarde de los victorinos -clave en el desarrollo de su temporada- no sucedió nada reseñable y tuvo que esperar hasta las ferias grandes de agosto para demostrar su afán como torero. Lo mejor llegaría en San Sebastián y Bilbao, en sendas corridas de Victorino Martín, en las que dio un nivel altísimo que le hizo llegar a la Feria de Otoño de Madrid en el mejor momento de forma del año y con todos los ojos de la afición depositados en su quehacer. Antes, en Logroño fue uno de los triunfadores del ciclo merced a una sensacional faena a un astado de Torrestrella. En cuanto a los números, Urdiales ha actuado este año en 18 corridas, ha cortado 15 orejas, un rabo y ha lidiado 41 astados. El arnedano ha sumado tres faenas de dos orejas y la mayoría de los festejos los os ha vivido en plazas de gran categoría: Madrid (4), Logroño (3), Bilbao, San Sebastián, Valladolid y Dax.

o Esta crónica la he publicado hoy en Diario La Rioja y la foto es de Carmelo Bayo.

jueves, 15 de octubre de 2009

¿Conoce Obama a Romell Broom?

Obama, el nuevo dios de la modernidad y del progreso, acaba de desayunarse con un Nobel de la Paz sin haber cumplido (aún) ni una sola de sus promesas: no ha cerrado esa vergüenza de Guantánamo, apenas hay noticias suyas en Palestina (ni en todo Oriente medio) y en Afganistán la guerra se ha enquistado en un devenir continuo de asesinatos, atentados terroristas y demás burkas. Pero a la Academia sueca estas minucias parecen traerle sin cuidado y el premio parece más bien un ponga un Obama en su estantería mediática y todo irá mucho mejor... Además, Zapatero, amparado en la cortina de Gürtel, se ha fotografiado en la Casa Blanca con Barack y se han prometido amor eterno en un discurso insuperable en este otoño de nuestros desconsuelos: felicidad, solidaridad, paz...

Sin embargo, en el país de Obama (yes, we can), y patria de todas las libertades, siguen matando a la gente como cochinos, como a Romell Broom, un negro de 53 años, condenado por violar y asesinar una niña de 14, que sobrevivió a su propia ejecución después de dos terribles horas en las que intentaron a través de 18 pinchazos encontrarle una vena para administrarle la letal dosis. Terrible. A mí me recuerda cuando ejecutan en Irán a los disidentes colgados de una grúa. Allí la muerte es industrial; en Estados Unidos, química. Pero muerte al fin, muerte de laboratorio que se ampara en una maraña legal en la que se disipa cualquier responsabilidad y, lo que es peor, el más mínimo sentido de la justicia. Obviamente, Obama no ha tenido tiempo para meter la cuchara en el asunto de la pena capital, pero a estas alturas de la película me parece una broma de mal gusto conceder un Nobel al presidente de una nación donde no se respeta el principal de los derechos humanos: el de la vida.


o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja en una serie que sale los jueves y que se titula Mira por dónde.

martes, 13 de octubre de 2009

Hasta siempre, Bambino

Luis Francisco Esplá, 'Bambino', tal y como lo llaman en su casa, ha dejado los toros. Más de treinta años en la profesión siendo el más peculiar de los matadores dan para muchas historias, guerras,victorias y también derrotas, pero su alma de torero no encuentra parangón en todos los lomos del Cossío, un libro que, a pesar de todo nunca llevó bajo su montera, sólo la cabeza, que no es poco.

«Creo que he llevado la posmodernidad a la fiesta y he sido también un artista conceptual; he tratado de hacer inteligible a los afincionados el toreo y me he afanado en explicar a la vista de todos lo públicos por qué se hacen las cosas a los toros», así explica su concepto el maestro Luis Francisco Esplá, que tras más de treinta temporadas en activo ha decidido este año poner fin a su carrera profesional y, afortunadamente, se pudo despedir de la afición de Logroño haciendo su presentación el 21 de septiembre en la plaza de La Ribera. Su úlma actuación en Logroño data de 1992 y su último paseillo en La Rioja lo realizó en la feria de Alfaro, tarde que compartió cartel con Diego Urdiales y Luis Bolívar para despachar una seria corrida de Baltasar Ibán. Sea como fuere, este singular matador se ha convertido en un personaje más que llamativo dentro de lo rutinario que los timepos actuales han convertido la fiesta del toreo.

Contaba el inolvidable crítico taurino y maestro de periodistas Joaquín Vidal en el prólogo de un libro de Pármeno que «quien se juega la vida gallardamente vestido de fulgurantes alamares debía ser un valor esencial e indiscutido con proyección galáctica, aunque sólo fuera por su naturaleza. Pero la decadencia en que ha caído la personalidad del torero es culpa del propio torero, que ignora la grandeza de su oficio».

Por eso Luis Francisco Esplá es diferente, porque se sabe y se siente torero, porque él mismo dice que lo importante es el toro y desvelar todos sus secretos para exponerlos correctamente con el fin de no despreciarlo. Es más Esplá mantiene que el torero se convierte en una especia de médium dentro de un espectáculo al que concibe como una relación triancular entre el propio espectador, el toro y el torero. Hacer asequibles a los aficionados las actitudes y las posibilidades del toro es para él la clave de este arte. Y va más allá, ya que mantiene -para mayor pasmo del noventa por ciento del mundo del toreo- que todo lo que sea eclipsar los valores del del toro, no sólo va en contra del espectáculo, sino en detrimento incluso del propio torero, de la grandeza de la fiesta.

Una de las grandes cumbres de Luis Francisco Esplá se produjo en la apoteósica tarde del uno de junio de 1982, cuando se convirtió en uno de los indiscutible protagonistas de la lamada ‘corrida de siglo’, aquel inolvidable festejo que paralizó el país gracias al gran juego de los astados de Victorino Martín y a la sensacional tarde que Francisco Ruiz Miguel, el soriano José Luis Palomar y el propio Esplá, que estuvo especialmente inspirado con unos detalles de torería que cautivaron a los aficionados. La corrida levantó tantas pasiones que TVE se vio obligada a repetirla de forma íntegra varios días después.

Y es que el currículo del maestro Esplá ante estos toros de procedencia Albaserrada es sencillamente espectacular: se ha anunciado 66 tardes con ellos, ha lidiado 126 astados con un palmarés de 36 orejas, un rabo, más dos vueltas al ruedo y seis salidas por la puerta grande. Esplá, ademas, ha tenido en la plaza de Las Ventas uno de sus grandes feudos. De hecho, en la Monumental madrileña ha dejado tardes memorables, como aquella de 1999, en la que desorejó por partida doble a un Victorino monumental que momentos antes había mandado a la enfermería a El Califa.

A principios de esta temporada convocó a los medios en Madrid y anunció que se iba de los toros y que la de 2009 sería su última temporada. Las Ventas se preparó en la Feria del Aniversario para la despedida. Y casi como un milagro volvió a demostrarse que el toreo es la fiesta más hermosa y conmovedora del universo. Por eso suceden cosas increíbles y cargadas de justicia poética como su indescriptible despedida de la afición Madrid. Luis Francisco Esplá se fusionó con un toro bravo de Victoriano del Río llamado ‘Beato’ y entre los dos consumaron la más bella conjunción del toreo. Esplá por abajo (y como casi nunca) templando la nobleza, cosiendo con un hilo que no se ve la muleta al morro, por abajo la despedida de cada lance; preciso en el embroque y en la distancia. Esplá en torero y en artista entregado a sí mismo y roto por el toreo. Porque el toreo bueno rompe, desgarra, destroza pero sin inquina; escuece porque llega al alma y el alma es el verdadero patrimonio del artista. Considerado como «Torero de Madrid», Luis Francisco Esplá siempre ha mantenido una relación especial con Las Ventas.

Contando la corrida memorable de su despedida, ha realizado el paseíllo en la Monumental un total de 89 corridas de toros, la primera de ellas en 1977, cuando confirmó la alternativa de manos de Curro Romero, otro maestro esencial para entender las razones íntimas del toreo, de esta fiesta que ya no será nunca la misma con la retirada de Esplá. eo que hay que tener un concepto del torero como espectáculo global no como episodios aislados e inconexos. Ser un lidiador es descubrir el argumento de la lidia, como una línea vertebrada de capítulos concatenados. La lidia de un toro bravo es como una novela que tiene un inicio, un nudo y un desenlace, quien sea capaz de construir la novela de la lidia de manera argumentada y concatenada es un lidiador».


o Esta sensacional instantánea es de Juan Pelegrín y se puede disfrutar con ella en su blog de fotos.

Ritmo

o Una foto de Miguel Pérez-Aradros

Cadencia

o Una foto de Fernando Díaz

Toreo de inspiración

o Una foto de Carmelo Bayo

Diego Urdiales, o el misterio de la torería

Diego Urdiales rubrica con éxito su encerrona benéfica ante seis toros en una tarde marcada por la emoción, su toreo a compás y el llenazo de un coso que vivió su última función con la pasión desbordada de los aficionados

La torería es un adjetivo a veces impreciso, pero complejo y rotundo; es una palabra líquida, un concepto también manido y recurrente del que se sirven los cronistas con demasiada frecuencia para explicar el fulgor del toreo casi a secas, para desentrañar las razones por las que un ser humano se olvida del instinto de supervivencia por abandonarse ante un toro, para desmadejarse por dentro y subrayar con aroma y empaque el significado poético de la tauromaquia -¿Acaso puede existir otro?-. Es decir, exactamente lo que hizo Diego Urdiales ayer en Arnedo, vestido de azabache e hilo blanco, y con su corazón latiendo al ritmo del gentío que le acompañó en su bellísima gesta benéfica, ante esa escalera de seis toros por la que fue escalando peldaño a peldaño despreocupándose del palizón, de la cornada en la mano que le propinó el tercero, de lo incierto de más de un enemigo, o de ese viento racheado que acompañó una de esas tardes memorables a las que nos tiene acostumbrados este torero de cintura diminuta y perfil aguileño que ha hecho del compás su identidad como artista.
Compás y ritmo: «Ésa es mi meta», resumía el matador en la enfermería mientras le suturaban la piel de la mano con doce puntos como grapas que caían en su palma, precisamente uno de los lugares esenciales donde le brota el toreo y que le hacen evocarlo exactamente con las yemitas de los dedos. Y es que ahí radica la mejor fragancia de Urdiales, y toda ella la exprimió con el de Guadalmena en una faena dictada al ralentí, marcada por la hondura y una armonía velazqueña con esa luz del atardecer que en ese mismo momento resbalaba por los tejadillos que protegen las gradas de la vetusta plaza.
Luz otoñal y toreo de primavera, pinceladas impresionistas que desde la barrera se cerraban en sí mismas con la rotundidad de la obra recién consumada. La tarde, ventosa y fresca, se había puesto cuesta arriba por el proceloso devenir de los tres primeros toros. El primero, noblón, tenía el fondo de pitiminí: «Me he podido gustar sólo un tanto así», decía Diego a su gente; el segundo, de una divisa de postín -El Pilar-, salió descordinado. Su apoderado, Villalpando, lo vio al momento y rubricó su desconsuelo con un manotazo de rabia en la barrera. Retumbó el maderamen del coso con un desazonado alarde.

La cornada en la mano

Y llegó el tercero, el de 'Carriquiri', noble pero incierto y cuando Diego lo pasaba por la izquierda, llegó la voltereta y la cornada en la mano. El sobresaliente, Miguel Ángel Sánchez, lo despenó con oficio y los móviles crepitaban por el callejón y los tendidos: «¿Qué tiene? ¿podrá salir?.... Y salió sin un gesto de dolor unos veinte minutos después, quizá media hora. No había dramatismo porque la torería -la escuela más sobria de la vida, que escribió Víctor Gómez Pin-, no entiende de gestos vanos ni estratégicos: el torero sale al ruedo sin remiendos ni descosidos, aunque lleve un carro de puntos, una paliza soberana o una cornada. Y apareció el cuarto -«con ese me he sentido»-, el de Guadalmena, castaño oscuro, casi retinto, tocadito arriba, noble y con son. Entonces brotó el misterioso compás: «Qué ganas tenía de torear así en mi casa», remarcaba al final de la vuelta al ruedo gloriosa con los máximos trofeos y Claudia, su pequeñita, en brazos. La plaza toda, puesta en pie, le jaleaba: ¡torero!, ¡torero!, ¡torero!... Hubo manoletinas de escalofrío y un espadazo contundente, como varios más de una tarde inolvidable. El quinto, colorao y regordío, fue un núñezdelcuvillo de los que quitan el hipo y el sitio: «Muy exigente, aunque bravo», un punto violento que cuando se vio sometido por las espadas como labios (la destrucción o el amor, de Aleixandre), dejó hueco para una oreja más. Qué más da, si son despojos. Urdiales acabó en la enfermería, dichoso, pero no exhausto. Torero y muy dichoso. Total ná.

o Esta crónica la he publicado hoy en el Diario La Rioja; la foto es de Carmelo Bayo

lunes, 12 de octubre de 2009

El torero que ha dicho «no», sólo para torear sin que le toreen

Diego Urdiales, en su mejor momento artístico, afronta este festejo como un reto personal que se entrevera con la gratitud hacia un coso en el que ha forjado en solitario el estilo de un toreo que ha cautivado aficiones como Madrid o Bilbao y que persigue un sueño: «Quiero demostrar todo lo que llevo en mi interior»

Si algo distingue a Diego Urdiales es el concepto. Su toreo, como su persona, sorprende y cautiva. No es ni mucho menos la imagen lo que le preocupa; su afán es nítido –siempre lo ha sido– y por eso ha tenido reservada para sí una sonrisa a pesar de las cuestas que ha tenido que sortear en una carrera profesional sembrada de espinas: algunas, desgracidamente en su propia tierra; otras, las más, derivadas de los encasillamientos. Muchos no le creyeron y cuando metió la cabeza en San Isidro y arrebató con su toreo clásico a un mastodonte de Carmen Segovia, le marcaron el camino como si fuera un estigma: «Tú, a las duras». Es decir, a las baratas, a las del atracón donde el toreo es exiguo, donde florece la hiel y los naturales son cortos y secos como un hachazo. Y Diego, que sólo quería torear, dijo no: más leña al mono, más incomprensión, «más dura será la caída», escuché decir por esos mentideros donde se habla y pontifica sin firmar ninguna afirmación, no sea que... Urdiales se había rebelado ante un sistema con el silencio (e indiferencia) de medios y cronistas. Algunos empresarios contestaban a Luis Miguel Villapando por sms, pero ya no ofrecían lo que Diego no quería. Se rompió el mito: un torero desde abajo dictaba su porvenir, único caso quizás en la historia reciente de una fiesta repleta de favores, contrabandistas y buenas palabras. «Yo sé lo que me juego y tengo que responder en la plaza», me dijo un día. Palabras y obras; hechos y razones: Madrid (tres orejas y un destino pegado a Las Ventas); dos años triunfador en Bilbao (ante el toro/torazo/toraco sin medianías); San Sebastián, Logroño... Y un concepto. Escribía el columnista de ‘Abc’, Ignacio Ruiz Quintano, que «Urdiales es el triunfador absoluto de la temporada 2009 en Las Ventas, porque la importancia de su tarea ha de ser valorada en función de los enemigos que ha tenido enfrente. Lo demás son ganas de convencerse de tonterías y de extasiarse con la decadencia...». Esta tarde Diego Urdiales hará el paseíllo de goyesco y azabache en su plaza. Un torero y seis toros: una Ítaca, el toreo bueno, el que siempre ha perseguido en este coso que ahora se nos va y en el que le dijo Antonio León: «Despacito Diego, despacito...».

o Diego Urdiales actúa hoy en la plaza de Arnedo en solitario en una corrida que tiene carácter benéfico y goyesco. Los toros son de las siguientes divisas: El Pilar, Núñez del Cuvillo, Carriquiri, Guadalmena, Cantinuevo, El Tajo y La Reina. Los beneficios del festejo, para el que ya están veedidas todas las localidades, irán a parar a la Asociación Española contra el Cáncer y la Asociación de Minusválidos de Arnedo y Comarca, Amac. Además, será la última de la actual plaza, inaugurada en 1903.

o Más información, en la web www.diegourdialesbenefica.com. Esta información la he publicado hoy en Diario La Rioja.

domingo, 11 de octubre de 2009

Quiero ser como Diego

La Federación Taurina Riojana y ‘Enotoro’ organizaron ayer un ‘taller taurino’ para niños en Varea que culminó con una clase práctica de toreo a cargo de Urdiales

Diego Urdiales explicaba un natural a viva voz. La chavalería, atónita, veía el discurrir de las frases con la rima del toreo y alguno, con su pequeña muleta, imitaba una trincherilla sin saber muy bien qué era aquello. Otros muchos ojos se abrían como platos –las manos, inquietas, en los bolsillos– y a su lado tres toreros de campanillas que disfrutaban entre los chavales con la sonrisa pícara del niño que todavía albergan dentro. Sucedió ayer, en una plaza portátil del barrio de Varea, gracias a la Federación Taurina Riojana y al club ‘Enotoro’ de Aldeanueva, que acaba de ser distinguido con el Premio Cossío por su afán de llevar el toreo a los niños, y que realizó su primer taller taurino, con manualidades, cuentos, un vídeo del toro en el campo (en el que descubrieron cuán haragán llega a ser el rey de la fiesta) y una clase práctica dirigida por tres de los profesionales que han nacido en nuestra tierra: el matador Diego Urdiales y los toreros de plata Víctor García ‘El Víctor’ y Javier Gil Abad. El diestro de Arnedo habló de los valores de la fiesta, del amor que «sentimos hacia el toro» y de la importancia que tiene el esfuerzo para lograr los sueños. ‘El Víctor’ rompió el fuego; Javier Gil explicó cómo se coge el capote y Diego Urdiales hizo una faena imaginaria en la que fue desvelando los matices técnicos de los muletazos: «El toreo hay que sentirlo y vivirlo», les comentó antes de jugar sus brazos en una hermosa tanda de naturales. Llegó el momento de los chavales, todos querían torear y por un momento ser como Diego y quizás; y en unos años, como él, quizás triunfar en Madrid.

o José Tomás dona 200.000 euros a 13 asociaciones destinadas a los más desfavorecidos. Barcelona ha acogido el primer acto público de la Fundación José Tomás, impulsada y presidida por el matador de toros madrileño, en el que el mismo diestro ha hecho entrega de 200.000 euros a trece asociaciones catalanas que ayudan a los más desfavorecidos. La Fundación nace con el objetivo de «recuperar la dignidad» de aquellas personas que se encuentran en circunstancias sociales o culturales difíciles, para conseguir que las actuales situaciones de desigualdad queden paliadas. «Le debo mucho a Barcelona y esta es mi forma de devolverles todo lo que me han dado», ha justificado Tomás en rueda de prensa, después de señalar que en la Ciudad Condal tiene «una comunión muy especial e inexplicable» que no encuentra en otros sitios. Hasta 82 proyectos de organismos del territorio catalán fueron presentados a la fundación promovida por el diestro.

o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja y la foto es de Arsenio Ramírez.

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