El rumor de cientos de toros ha cincelado su mirada. Esa mirada perdida, absorta de patio de cuadrillas de Madrid con una tía en los chiqueros, con todo el futuro por delante, con las ilusiones casi esclavas de una tarde uncida a la utopía.
Luis Miguel Villalpando mira; mejor dicho, osculta cada detalle con la garganta seca, con el aroma dulce del último pitillo antes de liarse para emprender el paseíllo.
No llueve en Madrid, casi seguro. Pero arrecia el viento y eso trae encima puesto el traje de los desconsuelos. Por eso prefiere no hablar; y se entromete en sus pensamientos para recapacitar sobre el sorteo, sobre lo duro y hermoso que es estar en Madrid, acompañando, atestiguando un sueño, y ser torero en Las Ventas y tener esa cara de torero con la montera calada en el alma.
o Esta hermosa fotografia es obra de Juan Pelegrín y se puede disfrutar de ella y de muchas otras en su blog.