Enrique Ponce sale a casi un indulto por semana. Va de récord en récord el mestre valenciano que sin rumbo capitalino casi perdona la vida a un toro en cada corrida. La madre naturaleza nos lo da y Enrique Ponce multiplica el número de sementales por doquier, como si tal cosa, como por ensalmo.
San Ponce -el amigo de los toros- paseará por las dehesas y los novillos todos, los sementales, los cuatreños y vaquitas rumbosas se acercarán a su santidad torera para agadecer sus estupendas faenas; su torería indultadora, su enorme benevolencia para con la especie bóvida por la parte brava, o no tan brava (según se mire).
Y es que todo en Don Enrique conlleva al perdón. ¡Qué torerazo!, que repite Del Moral como un mantra; porque además de perdonar, torea mucho mejor que José Tomás, que no tiene ni idea, dice y repite Del Moral, como una oración donde el verbo es Ponce; el sujeto, también y, desde luego, los adjetivos, todos ellos, tienen casi un único protagonista, el gran torero chivano (de Chiva).
Vamos a ver algún ejemplo de la azarosa prosa delmoralesca sobre Ponce cazado al vuelo en los últimos días.
(Vía: www.detorosenlibertad.com [sic])
1. Sobre el afán indultador del maestro: Enrique Ponce volvió a indultar un toro y van treinta y nueve. Tal y cómo anda este año, no sería de chocar que logre indultar el que redondee los cuarenta y varios más si así lo desea.
2. No hay mejor defensa del maestro que un buen ataque: “Es que indulta tantos toros porque no los somete ni los torea de verdad”, dicen algunos imbéciles.
3. Arquitectura sublime del toreo: en su portentoso crecer y crecer en técnica y en cuajo artístico llevado de su indeclinable afición, le ha llegado el momento de alcanzar la regularidad en la suma perfección.
4. Así se describe un milagro: Sonó un primer aviso en pleno prodigio y el público –que no Ponce– empezó a solicitar con entusiasmo imparable el indulto del toro. Se sumaron luego el propio torero, el ganadero y hasta el presidente que, también entusiasmado, hizo señas al gran torero para que siguiera toreando el tiempo que le viniera en gana.
5. Y para muestra un botón más de efervescencia Delmoralesca-poncista: Una vez más, el gran torero valenciano contrarió a sus pertinaces enemigos al tiempo que enardecía a la inmensa mayoría, encantada con el portento. Ponce reapareció en la escena de la gran temporada tras casi más de un mes prácticamente desaparecido de los ruedos y ferias con relumbre y lo hizo por todo lo alto en un “aquí estoy yo” más pimpante, ilusionado y glorioso que nunca.