Es cierto que no me emociona la generalidad de los carteles de la Feria de San Isidro porque básicamente echo de menos a JT. Pero lo cierto es que no me importa mucho que no estén ni Enrique Ponce ni Cayetano y ni mucho menos Diego Ventura, que él solito se ha cerrado las puertas con la absurda pretensión de torear tres tardes. Sin embargo, a pesar de todo, a pesar del sistema obtuso imperante, creo que por esta plaza van a pasar diestros excepcionales: Miguel Ángel Perera, El Juli, Morante de la Puebla, El Cid, El Fundi, José María Manzanares, Sebastián Castella, Alejandro Talavante, Pablo Hermoso de Mendoza... Personalmente espero como agua de mayo a Sergio Aguilar y desde luego a los toreros de mi tierra (Diego Urdiales y Sergio Domínguez). No quiero ser agorero, detesto subirme al carro del todo está mal porque Madrid, a pesar de todo, es la primera plaza del mundo y suele salir el toro, el gran olvidado de otros muchos sitios. Habrá tardes plomizas, tardes insportables y quizás, cuando menos nos lo esperemos, veremos un toro bravo y torero (se llame como se llame) que sea capaz de hacerlo. Y entonces, Madrid será una fiesta y volveremos a creer, a ilusionarnos. Yo, desgraciadamente no podré estar nada más que algún día puntal, y veré los festejos a través de la tele. Y me cabrearé, me quedaré dormido y zas, cuando casi nadie confíe, saldrá un toro, veremos un puyazo, un natural, un quite... de Domingo Navarro o de alguno de los Niño(s) de Santa Rita... y volveré a creer. ¡Viva San Isidro!