Siempre he pensado que los políticos son capaces de hacer cosas incomprensibles. Es buena parte de su esencia y al parecer está en su código genético. Pero lo del ministro de Cultura, César Antonio Molina, ha llegado al surrealismo más pintoresco al otorgar la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes a Francisco Rivera Ordóñez. Y digo surrealista porque Fran es quizás (y sin quizás) uno de los diestros más vulgares de todos los que pueblan el escalafón.
Sin embargo, lo que más duele de todo este asunto es que el mismo Gobierno que recluye al espectáculo taurino en las catacumbas del Ministerio del Interior y que mantiene con nuestros impuestos una televisión deficitaria que tiene sumido al toreo en la quintaesencia del olvido, se entretiene en dar medallas chuscas a un torero tan malo que si tiene fama es por sus hazañas televisivas y que si actúa en las ferias de importancia es porque abre los carteles a su hermano Cayetano, o porque encaja en ese absurdo de los toreros mediáticos: jesulines, cordobeses y similares.
Morante de la Puebla, éste sí que es un artista, salió clamando ante el absurdo y parecía que su grito iba a quedar sumido en el desierto hasta que Paco Camino y José Tomás, en una decisión insólita, atrevida y coherente, le mandaron sus medallas al ministro con acuse de recibo: «Tome, si éste es el concepto que tiene usted del arte, a mí que me borren». Tres grandes figuras han colocado a un ministro en su sitio y han puesto de relieve el nulo interés de la clase política por la fiesta de los toros demostrando que debajo de una montera, en esta España de la apariencia y de los eslóganes electorales, habitan pensamientos subversivos, posturas auténticas y reveladoras que no existe el arte sin compromiso.
o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja en una serie que sale los jueves y que se llama Mira por dónde.
o Lo que piensa Victorino al respecto de toda la polémica: «Estos toreros han hecho muy bien, porque se la ganaron de verdad. Callar no es tener más respeto; al contrario, esta concesión es una falta de respeto a los que se la han ganado. Es como las orejas: las hay que valen y otras regaladas. Me parece que no tienen motivo para concedérsela a Rivera. Es un torero que está bien, pero ni es artista ni figura. Está indignado todo el mundo: esto debe ser por méritos y no por amiguismos. Esto es una verbena de la Paloma. ¿Uno de los males de la Fiesta? La falta de rivalidad. Si ahora llegan al patio de caballos, se dan dos besos y se preguntan por la mujer. Antes se decían: «Te voy a mondar». Lo normal, la competencia, poderse uno a otro, como ocurre en el fútbol. Cuando habló José Tomás de Enrique Ponce en México, Ponce se calló. Yo hubiese dicho: «Te espero en Madrid con una tía en puntas y con televisión»». Respecto al veto de Cayetano a Morante, señaló: «A éste no le veta nadie. Ni lo necesita. Cayetano, lo que tiene que hacer es matar corridas de toros y en puntas. Tiene más méritos y más caché Morante que Francisco. Yo no me meto con los Ordóñez, pero que se estén un poco tranquilos, porque están perjudicando. Fuente ABC