
Buena época aquella de gamberradas, y eso que no teníamos ni teléfonos móviles y ni mucho menos Internet para colgar en Youtube cualquiera de las hazañas presocráticas con las que tratábamos de ligarnos a todas aquellas lolitas que iban a clase y que por primavera empezaban a ponerse camisetas con tirantes. Ahora, los padres, si son internautas, pueden ver en la red cómo sus hijos lanzan las sillas de clase por la ventana, la gravedad del fuego al arder los apuntes entre en el pasillo que desemboca en el servicio o cómo se mete un 'voli' [sic] en el culo del profesor.
Así está el patio, mejor dicho, las aulas de un montón de institutos españoles que se han convertido en improvisados platós donde los cabestros/as (en esto no hay cuotas) hacen de su capa un sayo escudándose en eso de la minoría de edad. En Cataluña un profesor ha sido denunciado por requisar un móvil. Imagínense el género de la película que había en su interior.
o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja en una serie que sale los jueves y que se llama Mira por dónde.