Miguel Poveda canta como los ángeles y lleva el flamenco a unas cotas de inusitada belleza, de delicada perfección y de tal armonía que hasta el reló de la audencia se para cuando él canta. Poveda, es a estas alturas, un maestro consumado, un cantaor comprometido con el flamenco como pocos y que hace del cante un experimento sensorial de primera magnitud. Si actúa cerca de donde uno mora, yo empiezo a considerar pecado perdérselo. Ustedes mismos