Torear de ensueño

Diego Urdiales roza la perfección en un tentadero en la finca de Victorino Martín

«La vaca fue extraordinaria, de esas que embisten con profundidad, recorrido y motor desde el principio hasta el final». Así describe el torero riojano Diego Urdiales a 'Buscadora', la brava utrera con la que soñó (y bordó) el toreó dos días antes de nochebuena en la placita de tientas que posee Victorino Martín en la mítica finca de Las Tiesas de Santa María, los agrestes predios extremeños donde se crían los toros del hierro del marqués de Albaserrada. Buscadora, herrada con el número 643, era hermana de padre de Gallareto, el bravísimo astado con el que se despidió Pepín Liria de Sevilla y al que le cortó una emocionante oreja tras dos espeluznantes volteretas. El animal fue premiado por todos los jurados y su hermana permitió disfrutar al máximo al torero arnedano: «Venía de cuajar a una de las mejores vacas de mi vida en la finca de Baltasar Ibán, pero con ésta de Victorino pude hacer ese toreo que sueño, rebuscar al máximo en mi sensibilidad y entregarme». Diego relata que tanto el ganadero (padre e hijo), como los compañeros de tentadero (José Ignacio Uceda Leal y Luis Bolívar) le dieron la enhorabuena por la forma de expresar su tauromaquia: «Fue muy hermoso y me da una moral enorme para comenzar la temporada porque estoy depurando al máximo mi estilo, el toreo clásico y profundo que me obsesiona». Sin embargo, a pesar de su calidad, o por eso mismo, la vaca no fue una perita en dulce: «Su exigencia fue máxima porque estaba muy encastada y había que hacerle todo a la perfección». Diego Urdiales se desplazó a la finca de Victorino junto a Basilio García y Alberto Trías en el que ha sido su tercer tentadero de este invierno en la ganadería: «La verdad es que me encanta esta divisa porque cuando embiste lo hace con una profundidad memorable y desde el indulto de 'Molinito' ha sido un hierro crucial en el resurgir de mi carrera», confesó.

o Este reportaje lo he publicado hoy en la página temática de toros de Diario La Rioja y las fotos son de Miguel López.