La mariposa vuela
como si nada
ambicionase en este mundo
o Este bellísimo Haiku lo he leído en un libro titulado Haikus japonenes de vuelo mágico, una edición bilingüe de Vicente Haya, José Manuel Martín Portales y Abdennur Prado.
o Abdennur Prado comenta así esta hermosa composición: Ambicionar un objetivo convertiría al vuelo en un gesto de desesperación o de deseo, un no estar en su sitio. Un gesto sin sentido en sí mismo, cuya finalidad escapa a su presente. No ambicionar nada concreto, orientarse al vuelo como algo que encuentra su fin en sí mismo, más allá del objeto u objetivo. El vuelo de la mariposa es reino, el estar en su sitio, propio del ser. La falta de ambición son los colores de la mariposa, su volar consagrado a la plenitud y a la belleza del instante.