o Torear es sentir lo indeterminado y hacerlo nuestro.
o Torear es vivir cada segundo con un sentído íntimo de inteligencia preclara, descubriendo cada tic-tac de las manecillas del reloj a sabiendas de que los lances, a veces, son infinitos y se pasan en un suspiro.
o Torear es ver cómo pasa la muerte a su lado y enfrentarla al momento con la geometría más increíble que jamás se haya descrito.
o Torear es una ciencia infusa, difusa y para nada rimbombante.
o Torear es la esencia misma de la dialéctica, de la métrica romana, del intimismo.
o Se torea porque se ama; porque se llora, porque se desea asumir una grandeza espiritual tan íntima que no existe poeta alguno capaz de describirla.
o Torear es sentir el brillo de una estrella y extasiarse.
o Torear es converger en una mirada de alguien y ver cómo fluye desde dentro un sentimiento excelso, una corazona, un guiño al destino.
o Me gustaría ser capaz de torear porque me sueño en ello y cómo no sé asir muleta ni espada, me conformo por emborronar unas cuartillas con tan increíble embeleso.
[FELIZ NAVIDAD a todas las personas que emplean un momento de su tiempo paseándose por esta bitácora]
o Me permito robarle a Paloma Aguilar tan precioso lance de José Tomás, captado el pasado cinco de junio en Las Ventas porque esa tarde redescubrí, casi sin sospecharlo, la grandeza del toreo. Y a mi amigo y admirado Carlos Abella, le envío todo mi cariño en estos momentos tan duros.