Dice el tópico que el toro pone a cada uno en su sitio. Verdad a medias porque la historia está repleta de torerazos que no llegaron a la cúspide y de incompetentes que pueblan lugares de mérito en el escalafón. Pero lo que es curioso es que José Tomás sigue poniendo a cada cual en su lugar sin hacer otra cosa que torear. Acabo de caer en el blog de Federico Jiménez Losantos, el locutor de la Cope, otrora amigo de Anzar y ahora rebrincado con Mariano Rajoy porque no reconoce para la derecha española más legitimidad que la suya y la de Pedro Jota, amigos del alma, compañeros de añagazas y peritos ilustrados en toda suerte de conspiraciones. España ya no existe, predica cada mañana. Bien, pues para FJL tampoco el toreo. De hecho, se une, desde su perspectiva, a los que piensan que con José Tomás han llegado a los toros todos los naufragios y lo expone en un artículo titulado Demagogia Testicular en Las Ventas, en el que analiza la corrida de Miguel Ángel Perera del pasado viernes en Madrid.
o Primera perla: Era de temer que el josetomasismo, variedad posmoderna del tremendismo, produjera daños graves en la ya decaída afición, pero no pensaba yo que el proceso iba a ser tan rápido y devastador.
o Perla segunda: Y es que no hay cosa más banal que la testiculina en los toros. No hay un solo torero que no tenga valor, un valor temerario, casi suicida, metafóricamente hipertesticulado. Sólo el imbécil de Hemingway se atrevió a llamar "cobarde" en uno de sus libros al Niño de la Palma, prueba de que nunca entendió ni aprendió nada sobre la Fiesta. El torero no es valiente por definición, sino por profesión.
o Perla del ocaso: El caso es que salió el torero maltrecho, con el testículo recosido. Y como tiene poca cabeza o poco apoderado, volvió a torear como si estuviera en plenas facultades, lo cual era un disparate sólo admirable para los devotos de lo que Unamuno llamaba "el cerebro cojonudo".
o Después de leer a Fede ya no me cabe ninguna duda: ¡Me hago Pererista!