El pasado martes la plaza de Torrejón de Ardoz acogió una tragedia. El banderillero Adrián Gómez fue volteado cerca de tablas cuando salía apurado de un par de banderillas. El derrote seco del novillo de Antonio San Román lo levantó por los aires como un pelele y al caer sobre el ruedo sucedió lo peor. Todo su peso rebotó como un fardo sobre la cabeza y quedó inmóvil al momento. Sus compañeros se dieron cuenta de la gravedad del percance y con sumo cuidado trasladaron a Adrián Gómez a la enfermería. En la mente de todos y cada uno de esos toreros se precipitaron las imágenes y los recuerdos de Julio Robles o Christian Montcouquiol ‘Nimeño II’, cuando sendos toros de Cayetano Muñoz y Miura los dejaron parapléjicos en Bèziers y Arles. El doctor Olmeda lo exploró y estabilizó en la misma enfermería del coso y emitió un parte médico terrible en el que aparecía ya la tan temida tretraplejia, producida al estrellarse contra la arena y sufrir un severísimo traumatismo craneoencefálico y cérvico-torácico. Fue trasladado al hospital Doce de Octubre, donde le limpiaron las vértebras tercera, cuarta y quinta –dañadas– y se intervino en la descompresión de la médula. Después, los doctores decidieron posponer una segunda operación que se le iba a realizar de la quinta vértebra. En estos momentos Adrián Gómez continúa en la UCI, sedado y con respiración asistida. Aunque en este festejo iba con Miguel Luque, Adrián Gómez está colocado com tercero con José Pedro Prados ‘El Fundi’, que habló en estos términos en el ‘Diario de Sevilla’: «Los médicos dicen que se quedará inválido. Aseguran que ahora mismo hay un 99% de posibilidades de que no pueda volver a moverse y que existen muy pocas opciones de que mejore». Y prosigue ‘El Fundi’: «Había ido suelto como banderillero. Sus comienzos fueron en la Escuela de Madrid, donde coincidimos. Luego, probó suerte como novillero sin picadores. Conmigo debutó el año pasado en la Feria de Abril y estaba loco de contento. Es un chaval con juventud, con ganas de abrirse camino. Como persona es fenomenal, simpático y muy abierto. Ahora se ha venido todo abajo. Han pensado en trasladarle al Hospital de Parapléjicos de Toledo. Adrián Gómez –que nació en Casarrubios del Monte y reside en Villaverde– sólo tiene 41 años, mujer y un niño de tres años».
La película de los hechos
o La cogida: El banderillero Adrián Gómez, tercero de ‘El Fundi y que el martes lidiaba en Torrejón de Ardoz bajo las órdenes de Miguel Luque, fue volteado de manera dramática por el quinto novillo de Antonio San Román.
o Parte médico: Traumatismo craneoencefálico y cérvico torácico que le produce tetraplejia en la línea media interparietal. Pronóstico muy grave.
o Estado actual: en las últimas horas ha recuperado la consciencia aunque los médicos le mantienen sedado para evitar que se intente quitar la intubación.
o Su futuro: trasladarle al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, donde podría ser sometido a una nueva operación, aunque tiene un 99% de posibilidades de querdarse tretrapléjico.
o Este artículo lo he publicado hoy en Diario La Rioja y la foto es de Verónica Domínguez y aparece en www.mundotoro.com.
o Adrián Gómez es el toreo por Antonio Burgos
(Traigo a Toroprensa este artículo del maestro Antonio Burgos, publicado en Abc, porque me parece que es de los pocos que en la prensa generalista se han hecho eco de la tragedia de este torero)
Adrián Gómez es el toreo. Adrián Gómez es el toreo más puro y absoluto. Terrible. Trágico. De verdad. Sin cuento, trampa ni cartón. Sin pintamonas en el tendido. Sin famosos en la barrera. Sin prensa del corazón. Sin reventa a reventar. Sin aperturas ni de puertas grandes ni de telediarios. Adrián Gómez es la verdad del toreo porque a la Fiesta la salvan muchos cientos de anónimos perdedores como Adrián Gómez. Adrián Gómez era uno de los miles de muchachos que sueñan con ser toreros. Se apuntó de alumno en la Escuela de Tauromaquia «Marcial Lalanda». Adivino ahora las ilusiones por llegar y por ser figura de aquel muchacho de Casarrubios del Monte que vivía en Villaverde o en Carabanchel, por ahí por las islas adyacentes de Madrid. Me imagino que su familia tendría que pasar muchas fatiguitas para poner y que lo pusieran. Porque fue novillero. Colijo que se le acabó pasando la ilusión y la edad. Y que como estaba muy bien con el capote y no se le daban mal los palos, acabó encontrando acomodo laboral como banderillero. Como algo muy triste y oscuro que hay en los alamares de la profesión taurina, por lo que no protestan los sindicatos ni los que tanto se ocupan de los derechos de los trabajadores: ir de suelto con una cuadrilla. Sueltos van los temporeros de la gloria, los jornaleros de plata, los banderilleros que al no tener cuadrilla fija, por media pringá han de ir buscando los cupones de la Seguridad Social domingo a domingo, feria a feria, fracaso a fracaso, miedo a miedo, por esas portátiles de polvo y borrachera y por las abandonadas plazas de las ferias de los pueblos donde crecen en el ruedo no los triunfos, sino los jaramagos, parando y pareando zambombos y moruchos.
Adrián Gómez, que es el toreo, que es la triste realidad de la verdad sociológica y mayoritaria del toreo, encontró por fin acomodo en la cuadrilla de El Fundi. A sus 41 años iba de tercero con El Fundi. Yo lo vi torear esta Feria en Sevilla. Quizá fuera su soñado debú en la Maestranza. No estaba mal con el capote ni con los palos. Sabía andar delante del toro. El matador estaba muy contento con él. Pero, como suelto, seguía haciendo sus cositas por los pueblos, buscándose la vida como tercero con novilleros que tenían ahora sus sueños de entonces. Fue el domingo pasado. En Torrejón de Ardoz. Adrián Gómez iba de tercero con Ismael López. En las catacumbas informativas de «Clarín» de Radio 5, el breve telegrama hubiera dicho del festejo: «Torrejón de Ardoz, Tercera de Feria. Tres cuartos de entrada. Novillos de Antonio San Román correctos de presentación y de poco juego, salvo el noble 3º. Ismael López, saludos tras aviso y silencio tras aviso. Miguel Luque, silencio tras aviso y vuelta tras aviso. Rubén Pinar, dos orejas y silencio». Pero no dijeron eso. Dijeron que al salir de un par de banderillas, el quinto novillo le pegó un volteretón impresionante a Adrián Gómez, que cayó de cabeza, sobre las cervicales, muy malamente. Como sobre el recuerdo de Antonio Bienvenida. Adrián Gómez, de azabache y verde oscuro, quedó inerte en la arena, a merced del novillo burraco de San Román. Enfermería de la plaza. No movía ni las piernas ni los brazos. Traslado al Hospital 12 de Octubre. Mal presagio en el recuerdo de Julio Robles. En la madrugada de la terrible verdad del toreo, en la soledad del cloroformo donde los chuflones no van a lucirse, la frialdad de un parte facultativo: «Triple fractura cervical y posible disección de la médula espinal». Luego, las lágrimas de la familia: «Los médicos nos han dicho que quedará inválido». Cuando escribo este dolor no sé si a Adrián Gómez se lo han llevado ya para operarlo a un hospital cuyo solo nombre da pavor: Centro Nacional de Parapléjicos de Toledo. Enterarme de todo esto me ha costado mucho trabajo. No vienen páginas y páginas en los diarios. Los portales de peaje no han dicho ni palabra. Nada ha salido en el telediario. Ni de Adrián Gómez, ni de su mujer, ni de sus hijos, han dicho una palabra los programas del corazón. Porque nadie pagó miles de euros en la reventa por estar allí. Con Adrián Gómez no se puede presumir por ahí de aficionado, sino considerar la terrible verdad del toreo. Los Adrianes Gómez sí que son el toreo. El toreo puro y absoluto de la verdad de la vida y de la muerte, de la que no hablan los periódicos. Adrián Gómez, que no cobra millones ni está rico podrido, sí que ha salvado, con su propia vida, la verdad de la Fiesta. Aseguran que quedará tetrapléjico.