Este animalito se llamaba Arisco (Garcigrande´s home) y tuvieron ayer la desfachatez de sacarlo al ruedo de Las Ventas, plaza santo y seña de la afición, de la seriedad y del toreo mismo. En primer lugar hubo un ganadero que lo seleccionó para Madrid. Después llegaron los veedores de El Juli y Sebastián Castella, estos en comandita formando un trust. Más tarde –o quizás más temprano– llegó a los predios de Gracigrande el veedor de la plaza, que dio el visto bueno. Llegó el torete a los corrales y alli fue mirado y remirado por un grupo de veterinarios y funcionarios de la policía. Y lo aprobaron y dijeron: este toro vale para Madrid. En este momento no se sabe de ninguna dimisión; tampoco de ninguna destitución ni de un puñetazo en la mesa. Y salió el torillo aquel desnudo de cornamenta, patético en sí si se lidia en Madrid. De hecho, lo sacan en mi pueblo y mandan al alcalde al pilón.
o Pena de Castella: Este francés de valor de hielo había hecho una apuesta muy seria esta temporada. Cotización altísima y el que me quiera contratar, que espere a Sevilla y Madrid. Y tras La Maestranza y Las Ventas, con cientos de febles monas sorteadas, se de va de vacío. Mil muletazos, millones, diríamos. Y nada. Un torero vacío que siempre hace lo mismo y que es lamentable verlo tieso como un palo ante torillos exhaustos. Es lo que tiene. Refresquen la memoria: ¿Están los Lozano como apoderados? ¿son ellos los que le seleccionan los toros (impropios para su toreo)? ¿los que le aconsejan? ¿los que le incitan? ¡Dios, qué gente más torpe!