La Rioja más familiar está llena de propuestas, desde las bellísimas grutas de Ortigosa de Cameros a una ruta a caballo entre viñedos, desde el rastro de los dinosaurios al nuevo mueso Würth. Ideas para que nadie se quede en casa. (Artículo publicado hoy en el suplemento Viajar, del diario Abc)
Huellas de dinosaurios, impresionantes castillos repletos de leyendas medievales, buitres que sobrevuelan nuestras cabezas de forma misteriosa, la mayor colonia de cigüeñas de Europa, grutas que recorren bellísimos laberintos surcados por estalactitas y estalagmitas de formas mil veces caprichosas… Estamos en La Rioja, una región que con un radio de apenas 150 kilómetros de punta a punta, ofrece múltiples posibilidades para disfrutar de momentos emocionantes en familia, algunos tan sugerentes como la posibilidad de cabalgar entre viñedos como los legendarios vaqueros del viejo oeste, navegar en ese recoleto mar entre montañas de El Rasillo o disfrutar de sus límpidos cielos en divertidos viajes en globo. Es La Rioja más familiar, la que ofrece a los visitantes oportunidades únicas en las que las tradiciones más memorables se dan la mano con propuestas tan ecológicas como en qué se transforma un vetusto ordenador o una lata de refrescos tras su reciclaje. Las cuevas de Ortigosa. Una buena forma de empezar a conocer La Rioja es penetrando literalmente en sus entrañas y para eso lo mejor es ir a Ortigosa de Cameros, un bellísimo pueblo serrano que se escalona en las laderas de un cañón natural, el Macizo de Enciendo, salvado por dos imponentes puentes y que dio lugar a sus famosas grutas. La gruta de la Paz tiene un recorrido de 236 metros y posee espectaculares muestras del karst de la zona y muchas estructuras de estalactitas y estalagmitas se revelan como auténticos caprichos de la naturaleza. La otra gruta, la de la Viña, posee un rico conjunto de estalactitas de un blancura impresionante, lo cual, sumado a sus dimensiones e iluminación, dan al visitante la impresión de estar en un mundo mágico donde el tiempo parece no importar. Y muy cerca de Ortigosa se encuentra el pantano de El Rasillo, con su club náutico y en el que se pueden practicar toda clase de deportes acuáticos con el imponente escenario de la Sierra de Cameros. Además, si se sueña con una verdadera aventura en la naturaleza, el Parque Sierra de Cameros ofrece una serie de retos de equilibrios y pruebas de destreza que harán las delicias de pequeños y mayores; sin olvidar la escalada por un rocódromo, las camas elásticas y para los más valientes, divertidas tirolinas.
Su propio parque jurásico
Pero si lo que se busca es introducirse en el Pleistoceno, o en el vertiginoso mundo de los dinosaurios, La Rioja posee su propio Parque Jurásico. Y es que hace miles de años, La Rioja tenía un paisaje muy diferente al actual: brumas, pantanos y trampas naturales por la que los dinosaurios iban dejando sus impresionantes huellas. Ahora, miles de años después, esos rastros de aquellos fabulosos animales se han convertido en unos fósiles muy peculiares conocidos como icnitas, de los que se pueden disfrutar en más de cuarenta yacimientos naturales. Además, se pueden ver en tamaño natural sus sobrecogedoras anatomías, meter las manos por las huellas o conocer a fondo cómo vivían gracias a los diferentes Centros de Interpretación. En las montañas que protegen al río Cidacos se guardan tesoros naturales increíbles: uno de ellos es una de las escasas colonias que quedan en el mundo de buitre leonado, una de las mayores rapaces que puede encontrarse en la Península Ibérica, superando en envergadura (hasta 260 centímetros) incluso al águila imperial. Desde su propio Centro de Interpretación, sito en Arnedillo y único en Europa, se puede contemplar en directo el comportamiento de la colonia e, incluso, de sus polluelos mediante un monitor instalado en la sala que capta las imágenes en el mismísimo roquedal donde viven en total libertad. Otra de las aves que surcan los cielos de la comunidad riojana son las cigüeñas y en Alfaro, concretamente en su colegiata, se encuentra la colonia de cigüeña blanca más grande de Europa. Existen nidos de barro y palos que llegan a superar ampliamente la media tonelada de peso y resulta un espectáculo ve cientos de ellas desperdigadas por su tejado, con el peculiar sonido que desprenden cuando entrechocan sus picos: el peculiar crotoreo. En Aguilar del Río Alhama cualquiera puede convertirse en arqueólogo por un día. En el yacimiento de Contrebia Leukade –con restos celtibéricos, romanos y visigodos– se conservan vestigios sobre cómo vivían aquellos primigenios pobladores de La Rioja a través de casas excavadas en la propia roca, paños de una muralla romana y un foso celtibérico. Y es que La Rioja es una región con mucha historia, tal y como demuestra su ruta de castillos o sus emblemáticos Monasterios de Suso y Yuso, cuna de la Lengua Española. Nuestra región está jalonada de castillos y fortalezas, algunos tan imponentes como el de Sajazarra y otros encaramados en lo alto de singulares montañas y completamente visitables como el de Clavijo, sede de una de las batallas más legendarias de la edad media. Y es que en estas fortalezas es muy fácil soñar con transformarse en un gran caballero o en una princesa y evocar dragones y mazmorras o, sencillamente, disfrutar desde sus torres almenadas de la belleza de los paisajes desde donde como gigantescas naves varadas en el tiempo y el espacio ven discurrir las estaciones y los años sin apenas inmutarse.
Monasterios y arte moderno
Los Monasterios también ofrecen una forma sugerente de contemplar y sentir el pasado y en La Rioja destacan los cenobios emilianeses de San Millán de la Cogolla: arquetas de oro y marfil, cobres del XVII e infinidad de obras de arte protegen un legado cultural de valor incalculable: las primeras palabras en español surgidas en el interior de sus muros cuando uno de sus monjes se enfrentó a un códice escrito en latín y tomó nota de su significado en el habla popular de esta zona de España: eran las primeras palabras escritas en el segundo idioma más hablado de nuestro planeta. La Rioja, además, es una tierra de contrastes, tal y como demuestra la reciente inauguración del Museo Würth, un lugar sencillamente sorprendente donde se miman las expresiones artísticas más modernas y atrevidas. Y es que el arte moderno también puede ser conocido por los más jóvenes a través de visitas guiadas en las que los padres pueden ayudar a resolver a los pequeños las preguntas que genera las obras de arte expuestas. Pero además, toda la familia poda asumir el papel de creadora, ya que podrá, incluso, realizar sus propias ‘obras de arte’. Y hablando de museos, también es muy divertida la Casa de las Ciencias de Logroño, el antiguo matadero municipal de principios de siglo, que tras una profundísima transformación, se ha convertido en un punto de referencia para disfrutar del mundo científico desde claves muy divulgativas, con múltiples exposiciones temporales, conferencias, aulas y talleres donde la participación de los niños es tan divertida como sorprendente. La Rioja es tierra de vinos y el enoturismo no necesita de mayoría de edad para poder disfrutarlo. Así, los niños tienen una oportunidad de descubrir el milagro de la vinificación: la forma en la que el mosto se convierte en vino e introducirse en la urdimbre de un proceso maravilloso, mágico. De hecho, los abuelos riojanos llevan cientos de años enseñando a sus nietos cómo se cultiva la vid y como surge el vino. En La Rioja se puede comer entre viñedos, pisar las uvas para extraer su delicioso mosto o disfrutar de la colección más increíble de sacacorchos que existe en el planeta, o viajar en globo sobre el mar de viñedos o el río que da nombre a la península ibérica, el padre Ebro.
o Más información: Oficina de Turismo de La Rioja www.lariojaturismo.com