Diego Clavel es como un manantial de cantes: no hay estilo ni palo que no haya estudiado; conoce todas las malagueñas que existen en el universo del flamenco, sus magistrales intérpretes y los recónditos secretos de su compás interno, de su delicadísima armonía. Y es que este cantaor de La Puebla ha tenido el gusto y la afición de pasearse por todas las geografías donde habita el cante, rastreando en el interior de cada casa cómo se dice ese fandango del Gloria o aquella copla imprecisa que aseguraban que había pergeñado el Pinini y su familia. Málaga cantaora o Cádiz con las romeras, caracoles, mirabrás, cantiñas... Ronda y los ritmos abandolaos; la gitanería de los tientos tangos, de la Mariana –cante casi desaparecido que el jueves rescató con una maestría y una hondura arrebatadoras–, la pesadumbre de la soleá de Triana, de Alcalá, o la tremebunda de Lebrija con los Perrate inundándolo todo. No hay cante que se le resista a este Diego Clavel sencillo y enjuto que tuvo la virtud de poner a todo el mundo de acuerdo en un concierto precioso y preciso. Comenzó con la caña, que templó antes con unos aires de serenísima soleá que resultaron ser unas pinceladas premonitorias sobre lo que nos aguardaba. Y a partir de ahí, todo lo demás, sin darse coba y deleitándose en los palos que se cantan lentamente –sin prisas–, jugando con la garganta, bajando los tonos cuando era preciso para después romper el grito sin apenas despeinarse. Y llegó el turno de la granaína y la media –aunque él prefiera denominarla como la grande y la chica– y Diego Clavel las bordó ambas por igual, y cautivó a la afición cuando se entretuvo en cantar para sus adentros, cuando bajó los tonos casi donde sólo vive el silencio al pasear su voz por un alambre tan fino que parecía un ejercicio de infinita meticulosidad, de orfebrería canora. Dejó para el final el reto de la siguiriya, quizás el cante más comprometido: y dibujó en el aire del Salón de Columnas un lienzo de sonora plasticidad, y puesta en pie, la afición toda le rindió pleitesía.
o XII Jueves Flamencos del Salón de Columnas. Sexto concierto (localidades agotadas). Cante: Diego Clavel. Toque: Antonio Carrión. 3 de abril de 2008. (Artículo publicado hoy en Diario La Rioja)