martes, 11 de marzo de 2008
Diego Carasa, un cocinero apasionado
Diego Carasa buscaba siempre en su cocina un sabor nuevo y sorprendente. Le gustaba salir de paseo por el monte y recopilar ideas y sensaciones para luego plasmarlas en los deliciosos platos con los que siempre sorprendía en el Kabanova Comedor, un magnífico restaurante logroñés surgido de su encuentro con Víctor Fernández Pinedo, y marcado por una gastronomía moderna, placentera y siempre reconfortante. Y es que sus platos eran el reflejo de un ser humano sencillo, cabal y especialmente cercano, un cocinero que como dijo en una entrevista en este periódico mientras explicaba cómo se confitaba un lomo de rape, tenía muy presentes sus orígenes para su discurrir entre los fogones: «Me acuerdo mucho de mi abuela porque de niño siempre me fijaba cómo hacía las cosas y de ella me viene toda mi afición a la cocina». Diego Carasa nació en Logroño hace 29 años y estudió restauración en la Escuela de Hostelería de Santo Domingo de la Calzada. Su vida profesional siempre ha estado muy ligada a la de Víctor Fernández Pinedo, primero a través de algunas comidas realizadas en el Colegio de Médicos de La Rioja y después, con su trabajo conjunto en el Kabanova Comedor, donde entró en un principio como empleado y del que ahora era copropietario y jefe de Cocina. Diego Carasa también se formó en las entrañas del Echaurren, de Ezcaray, y en Casa Toni, de San Vicente de la Sonierra, además de otros restaurantes de Málaga y Cantabria. A Diego la cocina le apasionaba. «Era su modo de vida», apostilla Víctor Fernández Pinedo: «Al principio entró como cocinero y su comportamiento fue magnífico; siempre se podía contar con él. Amaba tanto su trabajo que cuando terminaba su jornada no era raro verle asomado al Canal Cocina, metido en un libro o hablando de sus recetas con algún compañero. Se hacía querer y para nosotros era como nuestro hermano pequeño». Diego Carasa aparecía el lunes en Diario La Rioja hablando de un bocata que hizo ad hoc para un reportaje: «Me relajan», confesaba. Y es que siempre le acompañaban en la cocina el tintineo de dos ollas gigantes con fondos de salsa de carne y de pescado «porque hay que conocer lo clásico para luego atreverse a innovar». La muerte le sobrevino el mismo por la mañana de forma repentina tras sentirse indispuesto. Tal y como relató Víctor Fernández Pinedo, el sábado atendió el servicio del restaurante con total normalidad. En el blog del restaurante se podía leer este mensaje: «Diego Carasa, Jefe de cocina y copropietario de Kabanova Comedor, ha muerto esta mañana. Los que quedamos, su familia, la de casa, y su otra familia, la del restaurante, nos quedamos tan solos que nos asusta el dolor que sentimos. Dieguito, te queremos tanto... ». (Artículo aparecido hoy en la sección de obituarios de Diario La Rioja; la foto es de Fernando Díaz).