viernes, 28 de marzo de 2008

Dícese ramonear

Una vaca cárdena de José Escolar, casi borrosa, estira el cuello hasta lo inimaginable para llegar a la hojita que azarosa tiembla en la punta de la rama. Tiembla fresca, sabrosa, es casi primavera; tiembla sabiendo su destino porque está en tierra de toros y vacas: tiembla en una tierra regada por una simiente que se sabe desde lejos, que se presume en el horizonte. Una vaca cárdena, casi borrosa, que deja detrás el tierno becerrillo que apenas se sujeta. Tan frágil como la hoja, tan inerme, tan bello... Es primavera y ha llovido en Iberia. Y la vaca cárdena ramonea, alarga el cuello, tensa la cerviz y protege con el rabillo a la dichosa rastra. Y el becerrín mira para otro lado: ¿Qué habrá tras el horizonte? ¿Qué aguarda tras la empalizada? ¿Cuando podré ramonear como mi mamá? Es primavera y es una suerte que Yannick Olivier et Laurent Larrieu vayan al campo con sus artefactos de retratar porque nos trasmiten como nadie el alma de la bravura, el corazón que late en los campos del toro.

o Ramonear: dicho de los animales: pacer las hojas y las puntas de los ramos de los árboles, ya sean cortadas antes o en pies tiernos de poca altura. (definición de la Real Academia Española).

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