lunes, 17 de marzo de 2008

Así es Diego Urdiales, según mi amigo Gonzalo Ortigosa

Es Diego Urdiales el único torero al que estrecho la mano. El único torero que yo conozco en persona. Diego Urdiales es un espejo donde se mira la Fiesta, la grande y la pequeña, la que alaba y la que olvida. Diego Urdiales es un torero de Arnedo, de La Rioja, de la tierra donde yo nací. De una tierra parca en toreros e ingente en tradiciones. Es un torero enjuto, fibroso, de piso firme porque tiene zapatos de oro y de brazos estirados que cruza cuando lleva camisa. Diego Urdiales es un torero de “gracias” y pasión por el toreo. Diego Urdiales tomó la alternativa en Dax 1999 de manos de Paco Ojeda. Hasta el día de hoy sus actuaciones se cuentan despacio para que parezcan más. El tiempo y la tenacidad del diestro han ayudado a que hoy se pueda escribir su nombre con mayúsculas en un cartel de toros. Háganse cargo: 2007 Diego Urdiales torea en Alfaro una corrida de Baltasar Ibán. Triunfa. Se coloca en una corrida de la feria de San Mateo, la de Cebada Gago. Corta una oreja y gracias a ello le dan una sustitución en la misma Feria, la sustitución de Pepín Liria con los Victorinos. Indulta un Victorino que se llama Molinito y al anterior le corta la oreja. Esto es una hazaña. Una prueba irrefutable de que aún hay verdad en el toreo. Cuando Diego Urdiales sale a la plaza se intuye su nerviosismo, natural teniendo en cuenta que torea tres veces al año y con lo duro de la cabaña brava. Paciencia. Poco a poco –y no tarda mucho- encuentra sus Espacios y se los obliga al toro. A continuación sus faenas se basan en sometimiento y naturales. Teoría toda, práctica en prueba. Es Diego Urdiales un torero que se sabe y que arriesga sin perder composturas. Un torero que puede perder o puede ganar. Diego Urdiales tiene un sentido casto del toreo, limpio, valiente, con hondura y sin halo. Diego Urdiales es un torero que en la Plaza de Toros de Bilbao me explicaba lo tremendo que hacía El Cid con el sexto Victorino mientras lo hacía. Un torero que sonríe en la radio de Pablo cuando a modo de juglares cantamos y defendemos sus hazañas. Un torero que guiña un ojo cómplice a mi hermano Armando mientras da la vuelta al ruedo. Un torero que contagia buenas maneras y nobles modales en el rimbombante mundo taurómaco. Un torero, Diego Urdiales, al que le deseo una Puerta Grande.

o Precioso y sentido artículo publicado por mi amigo Gonzalo Ortigosa en Opinión y Toros.

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