Enrique de Melchor y su banda dejaron el jueves un concierto amable en el Salón de Columnas, una velada apetitosa y con mucho ritmo en la que abundaron las florituras, los palos con mucho compás y el desenfado buleaero. Quizás, para los que aman, entiende y respetan el talento de Enrique de Melchor, se echó algo en falta más toque suyo, exclusivamente suyo, como esa magnífica rondeña con la que comenzó su andadura en el escenario del Salón de Columnas, que apareció para los espectadores colmado al completo, lleno de palmas, segundas guitarras y una flauta travesera que por sí sola merece un capítulo aparte. Enrique de Melchor es un prodigio de elegancia con la guitarra y en esa rondeña fue capaz de cuajar momentos de inusitada belleza, con aires de muchos pueblos en su cálida sonanta, desde ritmos abandolaos a los jerezanos toques con el pulgar como intrumento percutivo. Una falseta de la siguriya resultó especialmente emotiva, a pesar de que el tono melódico de la cantaora sufriera para llegar con su garganta hasta donde le dictaba el corazón. Y hay que detenerse en Juan Parrilla y en la manera en la que hace sonar flamenca su flauta travesera. Cuánto compás: entiende su alma y su armonía y hace bueno el dicho aquel de Miles Davis en el que cada instrumento tenía que ser el reflejo exacto del alma del artista, sonar a él, ser como él y hacernos sentir con él. (Artículo publicado hoy en el Diario La Rioja).
o Tercer concierto de los Jueves Flamencos del Teatro Bretón: (localidades agotadas) Guitarra en concierto: Enrique de Melchor. Grupo: Melchor Jiménez, (2ª guitarra); Juan Parrilla (flauta); María Jiménez, Loli Heredia y Marta Heredia (coros y compás). 14 de febrero de 2008