viernes, 22 de febrero de 2008
Trataremos de sobrevivir a la campaña
Tras la campaña electoral continua a la que nos tiene de diario acostumbrado nuestra singular clase política, ahora llega la campaña. Qué gran noticia: durante quince días los ciudadanos asistiremos atónitos a un imparable discurrir de promesas, ideas, sonrisas, reparto de caramelos, autobuses de jublidados, bocatas, mítines mil veces repetidos en los que los convencidos y creyentes de cada causa asentirán con fe cuasireligiosa todas las historias que les planteen. Los teledarios seguirán las campañas, nos abrumarán con encuestas, se volverá a hablar de que si España es o no es finalmente una nación, del matrimonio homosexual, de los inmigrantes y del paro. Y nos dará la sensación de que estas cosas y no otras son las que preocupan a nuestra clase política, que digo yo que a lo mejor son tan sólo un reflejo de nosotros mismos. En fin, es lo que en las tertulias definen como la saludable rutina de la democracia. Que Dios nos pille confesados