La espada, la misma espada que hace dos años le arrebató tres orejas en Zaragoza en plena feria del Pilar, le dio ayer la oportunidad a Sergio Domínguez de llevarse el II Certamen de Rejoneadores que ha organizado Canal Sur y en el que se han dado cita las jóvenes promesas del arte de Marialva. Lo cierto es que Sergio Domínguez no alcanzó la brillantez de la semana pasada, cuando bordó el toreo tras culminar una soberbia actuación en la que hubo ritmo y calidad y en la que Gallito se encontró con material propicio para deslumbrar a los aficionados. Y es que la corrida de Campoamor fue áspera –aunque no bronca–, midió en todo momento las cualidades de las cabalgaduras y no fue especialmente apta para el lucimiento de los toreros. Sergio comenzó su actuación yéndose a porta gayola con la manta estribera. Templó muy bien la embestida del toro pero falló a la hora de clavar los rejones de castigo. Desde el primer momento quedó constancia de las fuertes querencias de un animal que derivó en suavón aunque sin demasiada entrega. Sacó a Guadalquivir y aunque clavó en lo alto, no pudo disfrutar del galope de costado en el que con tanto afán se empeñaba el rejoneador riojano. El toro no consentía que le fueran por delante y Kilate resolvió muy bien en tres banderillas cortas en las que se dejó llegar mucho al burel hasta su anatomía. Tras dos pinchazos, echó pie a tierra y despenó al primero de sus oponentes de un certero descabello, una suerte a la que nunca le ha vuelto la cara y en la que demuestra una solvencia impropia de un rejoneador. En ese momento cundió cierto desánimo, entre otras cosas porque Paulo Jorge Santos cortaba dos orejas y dejaba para el otro toro todas las opciones de triunfo. Y apareció el segundo de su lote, grande y bien hecho, con el que Rebujito de salida anduvo con enorme facilidad y sin ninguna destemplanza. La faena pronto empezó a coger vuelo porque el de Calahorra consintió mucho las embestidas de un toro que parecía que iba a ser de lío. Sin embargo, al cambiar de caballo y sacar a Ronda, el astado se fue a tablas y desarrolló una querencia que iba a marcar toda la faena. Pero Ronda, que cada día que pasa es más valiente y torera, puso dos grandes banderillas y volvió a estar cumbre en piruetas. Y salió Gallito. La plaza se vino literalmente abajo porque todo el mundo quería sentir de nuevo su magia. Y no pudo ser. El toro no acompañó y en el momento de la reunión se quedaba plantado en mitad de la plaza, sin acometer a la bella montura. Aun así puso tres banderillas y tras los aguerridos forçados, volvió a la cara con Kilate y dejó un rejonazo en todo lo alto de efectos fulminantes. Sergio se desmontó, el toro se echó a sus pies y la gente pido el rabo de forma exagerada. Al final, el jurado otorgó el premio al riojano en un principio de año inolvidable. (Artículo publicado hoy en Diario La Rioja).