o Rafaelillo es un torero chiquitín y rubio. Tiene el pelo rizado, el perfil recortado, es de Murcia y ayer en Las Ventas se jugó la vida. Se la jugó sin ambages; vino a torear y toreó. Lo anunciaron con una corrida descomunal de Dolores Aguirre y no se anduvo con chiquitas ni remilgos. De hecho, a su segundo toro le bajó la muleta y le endilgó varias series emocionantísimas, varias series que no las van a firmar nunca muchos de los que yo me sé porque ni en sueños se anunciarían con un hierro como éste. Y aunque no mató a la primera, Rafaelillo se tiró por derecho, dejó media espada arriba y estuvo a punto de cortar una de las orejas más merecidas de la feria. Y encima a un toro, a un torazo y por eso ayer, Rafaeillo no fue tal; fue Rafaelazo. (La foto –preciosa– es de Juan Pelegrín).
o Así de impresionado me quedé en San Isidro con este torerazo. Demostró muchas a pesar de que los empresarios no se lo hayan querido reconocer durante la temporada. Vuelve como nos gusta, con toros de Adolfo Martín. Hoy en Las Ventas, toros de Albaserrada para El Fundi, Rafaelillo y López Chaves (Ah, y como soy de La Rioja, no olvido a Javier Gil Abad, que faena en la cuadrilla del salmantino).