miércoles, 19 de septiembre de 2007

Mamá ¿por qué me gustan los toros?

Mamá, muchas veces me pregunto por qué me gustan los toros. En serio, días como los de ayer preferiría conmoverme con la defensa en zona o con las asistencias de Brabender y Buscató –me imagino que seguirán en activo–, con las magníficas remontadas de Ángel Nieto en su Bultaco tipo avispa o con esos precisosos partidos de Wimblendom de Conchita Martínez contra Orantes. Eso sí que es torear, plantar cara al adversario y demostrar bemoles sobre la candente. Me encantaría, por ejemplo, sentarme en una grada –jamás en un tendido– y declarame partidario del tiqui-taca, del fair-play y de esas licencias sintáctico-gramaticales que utilizan los cronistas deportivos. Daría un brazo por envolver el bocata con el Marca, escuchar los partidos por la radio y merendar en el intermedio. Es duro reconocerlo: a los toros le faltan intermedios. Además, en el deporte siempre gana alguien; todo lo más se empata, como en política. Pero en los toros no. En los toros siempre pierden los mismos y ganan mucho los que están acostumbrados a ganar, a manejar este cotarro absurdo en el que ni hay emoción, ni arte, y ni mucho menos intermedios. Digo yo que si hubiera intermedios en lo toros, algún entrenador le leería la cartilla a alguien o arengaría al mayoral de turno o al alguacilillo. Pero se empeñan en darlo todo seguido y pasan cosas como ayer, donde seis sórdidos ejemplares de Valdefresno son capaces de dejar a la afición de Logroño para el arrastre, hecha jirones, saludando con olés los violentos mantazos de un banderillero o despidiendo con una atronadora ovación al sobresaliente, que no sabía el pobre si saludar o esconder la cabeza ante el espanto. Lo cierto es que Logroño ha tocado fondo. Nadie lo duda. Ni toros, ni aficionados, sólo un público aplaudidor que se comporta ciclotímico. Falta pasión, diría un clásico. No, faltan toros. A veces me pregunto si el toro de lidia es una ensoñación o acaso una entelequia. Los taurinos se tiran media hora para explicarlo y la verdad es que es muy sencillo: llegan las figuras, las medio figuras o las figurillas y el toro se deshabita. La corrida de ayer, por ejemplo, con su imponente lámina, fue carne de matadero. Pero no. Los toreros la volverán a exigir y pasado mañana descabalará sin mediar palabra nuevas esperanzas. Mamá ¿por qué me gustan los toros? (Artículo publicado hoy en Diario La Rioja).

o Tercera corrida de la feria de Logroño: Toros de Valdefresno y Fraile Mazas, bien presentados y sencillamente penosos, blandos, descastados y moribundos. El Cid: oreja, silencio y pitos; Alejandro Talavante: silencio, pitos y bronca. Tres cuartos de plaza.

o Hoy se celebra la cuarta corrida de la feria.
Dos toros de Fermín Bohórquez para Pablo Hermoso de Mendoza y cuatro de Zalduendo para El Juli y Eduardo Gallo.

MÁS QUISICOSAS DE LA FERIA MATEA
o Finito de Córdoba, Castella, Enrique Ponce, Cayetano, Manzanares y Pepín Liria se han caído de los carteles de la feria de San Mateo por diversas circunstancias. Seis toreros han causado baja en la feria de San Mateo: ‘Finito de Córdoba’ fue el primero y se vio afectado por una inoportuna gastroenteritis, exactamente la misma enfermedad que trastocó sus planes antes de venir a la feria de Calahorra; el francés Sebastián Castella sufrió una anemia ferropénica en la que, por cierto, aprovechó para despedir a sus apoderados y echarse en la mano de un nuevo mentor: Luis Manuel Lozano, también apoderado de Ferrera. Enrique Ponce sufrió en la feria de Murcia una lesión en su rodilla izquierda que le rompió el ligamento lateral izquierdo –ya llevamos tres–. El sábado resultó corneado Pepín Liria también en Murcia. Recibió una herida de cuatro trayectorias a través del orifico de entrada, que se situó en el escroto; y por si todo esto fuera poco, el lunes, mediada la lidia del cuarto de la tarde, corrió la noticia de la cornada que acababa de recibir Cayetano en la plaza de toros de Albacete. Pero la cosa no terminaba aquí, ya que unos días antes se hizo real el rumor que habitaba en todos los mentideros taurinos: José María Manzanares estaba ingresado en la Clínica Universitaria de Pamplona aquejado de una extraña enfermedad. Por fin se supo; padecía Dengue, una enfermedad tropical conocida también como fiebre quebrantahuesos o fiebre hemorrágica, una dolencia endémica que se caracteriza por fiebre alta, fuerte dolor de articulaciones y músculos, vómitos y ocasionales erupciones en la piel. En total seis toreros heridos, enfermos o lesionados que han descabalado una de las ferias mejor planteadas de los últimos años. Sin embargo, la empresa ‘Chopera’ ha reaccionado con habilidad y rapidez, ya que ha conseguido que dos de los principales protagonistas de la temporada –‘El Juli’ y ‘El Cid’– asuman dobles retos en nuestra ciudad. También se han abierto las puertas para Miguel Ángel Perera, que está terminando la temporada a un nivel altísimo y para que Diego Urdiales pueda demostrar toda su importancia ante los Victorinos.

o Por último:
¿Qué méritos ha hecho Eduardo Gallo para entrar en la corrida de hoy? (Por si alguien lo sabía, Eduardo Gallo está apoderado por el empresario de la plaza).

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