El mateo es un personaje afable y de buen corazón que va a los toros cuando torea Pablo. Torea Pablo y va a los toros. Eso sí, siempre que caiga la corrida en vendimias, porque si se programa en mayo, el mateo prefiere otra clase de divertimientos: quizás la pesca o el aeromodelismo. O a lo mejor disfruta olfateando cachibaches electrónicos en Media Markt, tuneando el coche o, sencillamente, saliendo de paseo con sus amigos/as para analizar el percal e ir al cine al anochecer.
Pero cuando llega San Mateo, nuestro personaje –ayer multiplicado por varios miles– no repara en gastos ni en pañuelos (será por pañuelos, se dice). Llena ‘La Ribera’ hasta la cubierta y Logroño brilla como el sol. Los mateos son ahora tipos felices y redoblan su buen corazón con la sensibilidad a flor de piel. ¡Qué hermosura de plaza! Qué corridón vamos a ver y qué bonitos son los caballos de Pablo –que es natural de Estella– precisa doctamente entre sus amigos, aunque en Logroño se siente como en su casa (de ahí lo del buen corazón).
Y Pablo con su cuadra, con su hidalguía y el mateo se deshace aplaudiendo a su torero, jaleando a Chenel o a Labrit cuando logran en el ruedo esos inauditos cencibeles en el aire, esas piruetas fantásticas que cada día parecen más increíbles. Y si el caballo desafía al toro, tal y como hizo ayer Silveti adelantando una y otra vez la pata delantera, nuestro mateo roza entonces la felicidad. Y desperdiga los pañuelos sin ambages, convirtiendo la otrora seriedad de la plaza más torista y rigurosa del norte en un recuerdo ajado y sepia.
La plaza de Logroño ayer sucumbió al buen corazón del mateo y una corrida buena quedó en un festejo triunfalista repleto de parabienes. Sin embargo, conviene precisar algunas cosas. Por ejemplo: los toros de Zalduendo –de noble condición y de justas fuerzas– rayaron el filo de la impresentabilidad: terciados y nada ofensivos de cuerna. Mientras Julián López realizó un auténtico faenón y fue premiado con dos merecidísimas orejas –las únicas de verdadero peso del festejo–, Eduardo Gallo se encontró en la mano con similar premio tras sendos muleteos enjutos, rápidos, efectistas en los que el toreo estuvo sencillamente ausente.
Es lo que tiene la desmesura, el buen corazón y el ir a los toros sólo cuando torea Pablo y, por su puesto, cae la fecha en vendimias.
o Cuarta corrida de la feria de Logroño: Toros de Fermín Bohórquez para rejones –dos malvas– y cuatro astados de Zalduendo para lidia ordinaria: anovillados e impresentables los dos primeros y correctos el otro par. Justos de fuerzas, nobles, con boyantía y calidad. No les tocaron ni un pelo en el caballo. Pablo Hermoso de Mendoza: dos orejas y oreja. El Juli: dos orejas y ovación. Eduardo Gallo: ovación y dos orejas. Lleno.
o Hoy llegamos a la quinta corrida: Se lidiarán astados de Jandilla para El Juli, El Cid y Miguel Ángel Perera.