Juan Carlos Illera del Portal, director del Departamento de Fisiología Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, participó ayer en el Curso de Verano ‘Toros, derecho y sociedad’, organizado por la Universidad de La Rioja. El catedrático presentó un estudio científico que está realizando sobre la medición del dolor y del estrés en el toro bravo.
– ¿Por qué se enfadan tanto los antitaurinos con sus investigaciones científicas?
– Porque es la primera vez que se realiza un estudio de estas características sobre esta cuestión y encima se demuestra que el animal no tiene tanto dolor como ellos presuponen. A todo esto hay que unir los movimientos que han venido desde la ministra Cristina Narbona que ha abogado por la prohibición de los festejos taurinos. La verdad es que les ha sentado un poco mal que alguien pueda asegurar con argumentos exclusivamente científicos que el animal no tiene tanto dolor.
– ¿Dónde cree usted que existe más dolor, en una corrida de toros o antes de un examen suyo en la facultad?
– Sin duda, antes de un examen, sobre todo si es mío (sonríe). Pero tengo que decir que el peor momento para el toro durante la lidia es el de la salida al ruedo. Ésa es una situación completamente desconocida para él y la que le provoca mayor perturbación.
– El torero llega a la plaza con una percepción clara de que va a asumir un riesgo y eso le provoca un estrés especial ¿En qué medida afecta eso al toro?
– Es curioso, pero si se coge a un toro y se le introduce en un camión para trasladarle a un sitio diferente de la finca o a otro cercado, no pasa absolutamente nada. Sin embargo, cuando es para ir a la plaza a la corrida, el animal suele ser mucho más arisco.
– ¿Hay necesidad moral de justificar las corridas de toros?
– Creo que no. En primer lugar no soy aficionado y lo que veo es que es un tradición y en estos tiempos en los que se están prohibiendo cosas todos los días es una pena que desapareciesen. Ahora bien, entiendo que haya personas que no les gusten las corridas, pero de ahí a hacer campaña de forma recurrente no me parece lógico.
– ¿Es especial el toro bravo?
– Es único y maravilloso y si desaparecen las corridas desaparece el toro; así de claro. Pero hay más, desaparecería la dehesa, que es un ecosistema importantísimo en el equilibrio ecológico de España y que además mantiene un grandísimo número de especies protegidas que de otra forma no existirían, ya que esos espacios serían terrenos de cultivo, yermos o edificables. Mantenerlos sin el toro sería totalmente imposible.
o El dolor durante la lidia: «El toro posee un mecanismo singular que le hace liberar hormonas –entre ellas las betaendorfinas– de forma mucho más rápida que otras especies cuando se encuentra en situaciones que son estresantes; tanto es así que durante la lidia puede llegar a segregar diez veces más sustancias de este tipo que un ser humano. Las betaendorfinas son unas hormonas que tienden a bloquear los receptores de dolor, por lo que pueden hacer que durante la corrida los umbrales de dolor sean para el toro mucho más altos que lo normal». (Artículo publicado hoy en Diario La Rioja)