Me permito reproducir este maravilloso artículo de Ángel Álvarez Caballero aparecido un día de estos en El País, diario independiente de la mañana: Chano Lobato es un auténtico milagro. En el curso de sus 80 años de vida todavía canta y lo hace bien. A veces, lo hace tan bien que puede seguir siendo citado como referencia. El cante por soleá de anteanoche, por ejemplo, que fue un verdadero modelo. Un cante por soleá impecablemente dicho, medido, a compás como debe ser. Y es que este Chano, si se halla medianamente en forma, saca las fuerzas de su cuerpo delgadísimo para hacer las cosas como hay que hacerlas. No queremos decir que los otros cantes que hizo -tangos, cantiñas, bulerías, tanguillos- los cantara mal, lo que pasa es que en las soleares estuvo enorme. El cante de Chano Lobato es aún en muchas ocasiones perfecto, como corresponde a un cantaor, el último de esas generaciones veteranas, que tiene el oficio bien aprendido y lo saca cuando hay que sacarlo aunque sólo sea para dejar testimonio de su sabiduría. Que es innegable, pues aun cuando canta regular hay en él un poso de ciencia difícil de explicar. Anteanoche, oír a Chano fue una delicia -como casi siempre- y hemos de dejar constancia de ello. Tuvo momentos de verdadero esplendor, hasta en su patadita final que dio yo no sé cómo; pero la dio, y con ella se marchó alegremente. Hasta el próximo día, que será en Alcobendas en torno a San Isidro. (La foto es de Alfredo Iglesias)