Dicen que el toro pone a cada uno en su sitio. El problema es saber dónde está el toro y las razones por las que lleva tantos días ausente de la principal feria del mundo. Ayer, como tantas veces, no hubo toros y sí climatología; adversa, pero climatología al fin. Y los toreros, cada uno a su forma, le cortaron las orejas a la borrasca, a la nubada dura que se instaló en Las Ventas cuando mediaba la corrida y se amontonaban ya los sobreros: La Palmosilla, Martelilla y Juan Valenzuela, por más señas, que se sustituían entre sí o a los infumables astados de 'El Puerto de San Lorenzo', una ganadería donde la bravura está extinguida, podrida, tamizada y pisoteada. Sebastián Castella volvió a aburrir con su primero y no se salió ni un milímetro del guión pactado con su temible pase cambiado, ni un milímetro. No había toro y por lo tanto el toreo era una ensoñación, una entelequia, a pesar de los comentarios de los comentaristas y de lo bien que había estado, que mascullaban sus hombres de confianza. Y salió el quinto, un animal desconfiado y huidizo, revoltoso y que no tenía un pase... Y allá que se fue Castella, que estuvo hecho un jabato –qué alma la suya–, pero a su merced. Estuvo entegado pero sin recursos porque increíblemente en vez de lidiar se puso a dar naturales y derechazos sin tratar de enderezar aquellas embestidas. La voltereta fue sencillamente criminal y el tío se levantó sin apenas mirarse. Siguió a lo suyo y le dieron una oreja a la voluntad: seguro que con el anticiclón de las Azores otra cosa hubiera sido. Jalabert se las vio con sendos carretones desvaídos. Al segundo de su lote –el mejor toro con diferencia de la tarde– le enjaretó algún natural largo y suave, algún cambio de mano despacioso (de hecho, yo nunca le había visto nunca torear así de templadito). Hubo épica por aquello de la lluvia y la borrasca, pero la actuación también careció de toro. Hubo voluntad y ganas y locura desemedida de los isidros, que ayer reinaron en el coliseo. Ambel nada pudo hacer: me gustó con el primer sobrero y se justificó con el sexto. Allez la France!!!