Sebastián Castella (a partir de ahora, el bicho) logró lo que tanto anhelaba. Porque el bicho es como un témpano de hielo que cada día torea mejor. Le sobra valor, no se agota de pasar miedo, de tragar saliva, de soportar por sus adentros procesiones interminables. Pero el bicho no tiene medida y es terco como una mula; inmutable, hierático y también asombroso. Me rindo al bicho y a su ansia, a su locura y a ese querer ser suyo tan formidable. Ayer tocó el cielo y me acordé de Christian Montcouquiol 'Nimeño II', de su torería y de todo lo que logró como auténtico pionero que fue. Sin embargo, y a pesar de tanto jolgorio, de la bellísima puerta granque que consiguió (y van tres en esta feria), lo cierto es que su actuación me dejó sumido en un océano de dudas. Primera duda: ¿Por qué a este torero siempre le vemos con toros tan febles? Menos mal el sexto, que gracias a su bondad y a que no se empleó en el caballo aguantó la faena. Por cierto, menos exigente que otras veces y con dos virtudes: la medida y la ligazón, pero con un gran defecto: la inusitada ausencia de toreo fundamental. Hubo despaciosad, pero falto rajo y hondura. Mató bien y la hermosíma claudicación final de 'Lironcito' hizo el resto. Segunda duda: ¿Qué hubiera pasado con un toro más bravo? A su primero también lo llevó bien, pero sin demasiada gracia y en el tercero, –he aquí mi tercera cuestión– en un ejercicio de absoluta falta de inteligencia, el bicho llegó a aburrir. No entendió que él, esperado como un héroe por la afición, no podía empeñar en sacar muletazos a un toro exangüe. Además, en esa faena me pareció un pegapases. Es tarde, pero tengo que decir que Abellán volvió a enfatizarse de nuevo y de tres toros, le salieron dos con posiblidades. No se enteró. ¿O sí y no quiso?. Yo lo que creo es que no pudo. Pena de torero. Y qué triste lo de Miguel Ángel Perera. Que se recupere pronto.
Última duda: ¿Aceptaría El Bicho sustituir a Rincón?