Comer o qué comer, un paseo por las rutas de la comida de la mano de la profesora Carmen Lomas.
La profesora de la UR Carmen Lomas ha dedicado toda su vida profesional al estudio de la alimentación. Es más, describe su relación con la comida como «íntima y personal», tal y como subyace en las sensaciones e ideas que afloran en cada página de ‘Comer o qué comer’, una obra literaria –aunque ella prefiere denominarla sencillamente como guía por las rutas de la alimentación actual– en la que ha reflejado sus vivencias con la comida, su manera de vivirla. «La alimentación –subraya la profesora Lomas– es parte integrante de este mundo en el que vivimos y supone un factor de influencia de vital importancia en todo el contexto de nuestra vida, representando asimismo un reflejo de él. En la era de la informática, la alimentación también se ha convertido en interactiva: la información sobre sus alimentos, sus componentes, la conveniencia de seguir unas pautas o unas dietas u otras nos está llegando incesantemente por los medios de comunicación. Siempre algo distinto, siempre algún descubrimiento innovador». El libro está estructurado en cuatro grandes bloques y en el primer gran capítulo aborda las materias primas de los alimentos, desde el ciclo del agua hasta el flujo de la energía a través de los seres vivos. Pero quizás, la parte más divertida la obtiene al depositar su pluma en el m undi de los sentidos y, sobre todo, en el «universo de los sentidos». Y aquí la autora habla del fuego, de la vista que «es la que trabaja» y el apetito y la «satisfacción de comer». Vivimos como comemos y comemos como vivimos. Nuestros hábitos alimenticios nos reflejan de un modo tal que la forma de alimentarnos no supone más que una extensión de nuestra manera de vivir. De hecho, existen tantas formas de comer como personas, asegura en el segundo capítulo, donde pasea por el significado de la alimentación en nuestra sociedad. Tras diferentes disquisiciones, la profesora abunda en «lo acomodaticia que se ha hecho nuestra comida y lo cómodo que se ha vuelto comer». Aunque, eso sí, no se muestra demasiado segura de los beneficios que reporta el actual sistema alimentario a nuestra salud y a nuestro bienestar. El tercer bloque de la obra adquiere forma de fábula gracias a un personaje, Don Próspero Occidentalis, un pobre hombre rico que vive sumido en un cúmulo de miserias tales como el colesterol, obesidad, riesgos coronarios e, incluso, las caries. Menos mal que a este desdichado le acompañan Don Progreso, Don Apresurado y Don Consciente... La cuarta parte habla del futuro, de los llamados alimentos funcionales y los de nueva generación, a través de la tecnología alimentaria. Quizás sea el final del libro donde Carmen haya dejado sus sensaciones más emotivas, sobre todo cuando habla de la gastronomía, de la pasión por el arte y de la tranquilidad de saborear.