domingo, 25 de febrero de 2007

Un genio entre nosotros

La concesión a Paco de Lucía del premio Príncipe de Asturias de las Artes fue una noticia excelente para el flamenco, expresión artística que el maestro de Algeciras ha llevado por todo el mundo desde hace más de treinta años, cuando en España la cultura oficial y los prohombres de la modernidad se empeñaban en asociar esta música a una especie de folklore residual al que se le apellidaba cañí para desprestigiarlo todavía más. Pero el flamenco es una expresión artística radicalmente mestiza que hunde sus raíces en diferentes culturas. Eso lo entendió Paco de Lucía de una manera magistral, ya que además de acompañar a Camarón de la Isla en los años más prolíficos del genial cantaor desaparecido, no se quedó ahí y fue capaz de labrar una carrera internacional que abrió el flamenco a escenarios hasta ese momento poco menos que insospechados. Paco de Lucía fue invitado por guitarristas como Larry Coryell, John McLaughlin o Al Di Meola a compartir escenarios y sentimientos. A partir de ahí y gracias a una genalidad que él sustenta en infinitas horas de estudio y en un desmedido afán perfeccionista, fue capaz de introducir en la guitarra flamenca dos conceptos revolucionarios: una nueva armonía y una de las esencias del jazz, la improvisación. Como relataba en una entrevista, aquello fue una fusión más de músicos que de músicas, pero que sin embargo le sirvió para alcanzar un prestigio internacional que hasta ese momento sólo había logrado una persona en el flamenco, la bailaora catalana Carmen Amaya en la década de los cincuenta, cuando fue portada de la revista ‘Life’.
Paco, al que algún torpe acusó de no saber música, grabó el Concierto de Aranjuez –sin saltarse una nota de Falla– pero con una visión completamente personal: ese ritmo de Paco de Lucía que hace que su guitarra tenga un eco especialísimo, un eco que se acercó de nuevo a la voz de Camarón para grabar su último disco, ‘Potro de Rabia y Miel’, en cuya portada aparecía una ilustración de otro Príncipe de Asturias, Miquel Barceló.
Porque para Paco de Lucía «el arte es inherente al ser humano y puede demostrarlo sin saber cantar, pintar, tocar o escribir y hay muchos que ejercen de artistas y no lo serán jamás. Hay quienes son artistas y además trabajan en una actividad artística y aunque no tengan técnica saben por qué hacen lo que hacen y cómo lo hacen, cantaores de esos que gritan y que de pronto les sale un grito con calidad y sentimiento de genios o toreros como Rafael de Paula o un Curro Romero, por ejemplo, que sin tener una técnica depurada, son muy artistas».
Ahora, después de interminables giras por todos los continentes, con más de 19 discos en solitario, con un innumerable catálogo de trabajos con infinidad de músicos, sabemos que Paco de Lucía es un genio del que podemos decir, sin ambages, que está entre nosotros, regalándonos una música que trasciende el flamenco para universalizar eso que llamamos sentimiento.

Música: Paco De Lucia, John Mclaughlin y Al Di Meola - Mediterranean

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