Me permito la licencia consentida de colocar hoy en la bitácora este excelente artículo publicado hoy en Diario de Noticias por la periodista Mariví Salvo, con la que me unen cariños viejos como éste o como éste. (La foto es de Javier Bergasa)
Pamplona tiene desde ayer un encierro de bronce patinado para poder disfrutar de él todo el año. Ayer, dos grúas puente colocaron en la avenida de Roncesvalles la emblemática escultura, obra del artista bilbaíno Rafael Huerta, de 77 años, y que reproduce con especial realismo una escena de la carrera pamplonesa, con diez corredores, seis toros y tres cabestros. Dos años ha tardado el artista en crear esta obra, de 11 metros de largo por 4 de ancho, un periodo que no ha estado exento de polémica, ya que en los últimos meses ha tenido que cambiar su obra para eliminar de la misma las caras conocidas del corredor Julen Madina y el concejal de Cultura Ignacio Pérez Cabañas, tal y como le requirió el Ayuntamiento. La única licencia que se permitido Huerta es, como hacen otros artistas, poner su cara a uno de los corredores, que yace caído en el suelo ante un morlaco. La escultura fue colocada ente grandes medidas de seguridad, y permanece ya en su ubicación definitiva, aunque aún no está terminada. Hasta dentro de un mes, aproximadamente, no se concluirá el montaje, que se completa con adoquín de la Estafeta, que formará la base, mientras que la peana será recubierta con losetas de granito, idénticas a las utilizadas en la reurbanización de Carlos III. El escultor acudió en persona a la colocación de su obra, con la que, según anunció, se retira de la creación de obras monumentales. El artista se mostró "muy satisfecho" por el resultado de esta obra, de la que, según dijo, "quizá sea la más importante de mi vida profesional". En cuanto al diseño del conjunto monumental del encierro, reconoció que "lo más difícil ha sido hacer una obra en la que entran toros, que no posan ni se dejan medir. Hay que tener el don de saberlo hacer de memoria, hay que tener una retentiva grande y un amor grande a los toros como el que yo tengo". También reconoció que personalmente le hubiera gustado más la ubicación en el centro de la confluencia de las calles Carlos III y Roncesvalles, al tiempo que reconoció la polémica por ocupar el lugar de la estela de Germán, por lo que manifestó su deseo de que "haya voluntad por ambas partes y todo discurra armónicamente. Me gustaría que se llegase a un acuerdo amistoso". Respecto a las cabezas retiradas, Huerta señaló que "lo tengo superado y he aceptado" el contratiempo de haber tenido que rectificar algunos rostros, si bien confesó que "para mí siempre quedará espiritualmente que los que estaban, estaban". Al respecto, Pérez Cabañas indicó que "no era lo correcto", si bien reconoció que "soy sincero y me hubiera gustado" aparecer. También se refirió a la ubicación finalmente elegida, entre las avenidas de Carlos III y Roncesvalles, y señaló que no fue su competencia la elección, de forma que él era más partidario de haberlo colocado en el centro de la confluencia de estas dos calles aunque se desaconsejó por su peso al estar encima del nuevo aparcamiento subterráneo.
o Corredores famosos: En la colocación estuvieron presentes corredores famosos como el americano Joe Distler, o el pamplonés Miguel Ángel Eguíluz, que valoraron la obra como "muy conseguida".
o Inspirado en los 'vitorinos'. Huerta se ha inspirado en caras reales para los corredores, el primero es el médico Andonegui de Estella, y también está su hijo, e incluso hizo un casting vía e-mail entre 200 personas para cambiar las caras de Madina y Pérez Cabañas. Eligió un mozo de Estella y otro de Cizur Mayor. Respecto a los toros, Huerta dijo haberse inspirado en los toros de Victorino Martín, "al que estoy muy agradecido, porque en su día me alojó en su casa".
o Dimensiones: Los toros tienen una dimensión de 2,4 metros, cada uno pesa 550 kilos y un espesor de 9 mm. Los 10 mozos miden 2 metros de altura, y cada uno pesa unos 250 kilos.
El precio. La obra ha costado 661.000 euros, y ha sido financiada en su mayor parte por Caja Navarra. El cambio de las cabezas corrió a cargo del propio escultor.