jueves, 15 de febrero de 2007
Fernando de la Morena y Moraíto traen al Bretón el flamenco clásico de Jerez
Los Jueves Flamencos del Salón de Columnas asisten esta noche al tercero de sus capítulos con la presencia de Fernando de la Morena y Moraíto, dos genuinos representantes de la escuela jerezana del cante y del toque, del mismísimo Barrio de Santiago y del rumor de la considerada como fiesta esencial. Este concierto, que ofrece la oportunidad de disfrutar de uno de los grandes tocaores de este estilo de todos los tiempos, sustituye al programado de Luis de Córdoba, que se ha visto obligado a bajar temporalmente de los escenarios por una inoportuna enfermedad. Fernado de la Morena es uno cantaor prototípico de Jerez, hijo, hermano y primo de flamencos como los ‘Colas’, ‘Moreno’ o ‘Moraos’. Empezó, como tantos, escuchando desde los bautizos a los viejos del lugar y por su oído transitó el soniquete del Tío Borrico, la Maribala o el Tío Cuquejo. Tras grabar su primer disco en el sello galo ‘Audivis’, fue Pedro Peña quien le animó a cantar en solitario y a dedicarse al flamenco de forma provisional. Poseedor de un excelente compás y voz flamenquísima, es un fiel seguidor de los estilos propios del Barrio de Santiago, destacando por soleá, siguiriyas o ritmos festeros, sobre todo la bulería. A Fernando de la Morena le puede considerar un cantaor que ha servido de enlace entre la generación a la que han pertenecido Sordera, Agujetas, Terremoto..., con la que surge actualmente y entre los que destacan Salmonete, Terremoto hijo, Melchora Ortega o Elu de Jerez. La sonanta vendrá de la mano de Moraíto Chico, un verdadero lujo y curiosamente, el primero de los tocaores que pisó los Jueves Flamencos, ya que acompañó a Mercé en el concierto inaugural de este ciclo hace once años. Este guitarrista es hijo de Juan Morao y sobrino de Manuel Morao, tocaores de solera. Moraíto es continuador de esa forma característica de la guitarra jerezana, basada en la técnica de pulgar y que suena flamenquísima por su hermosa prestancia. Comenzó su carrera en 1966, impulsado por su tío Manuel ha trabajado en el madrileño tablao de Los Canasteros y La Venta del Gato, hasta incorporarse al circuito de los festivales. En los últimos tiempos, ha emprendido una actividad paralela como concertista, faceta en la que ha obtenido éxitos sonados, además de ser el guitarrista clave en la carrera de José Mercé, el flamenco con más éxito comercial de los últimos tiempos: «Primero aprendí de mi familia. Pero ahí ya estaban Cepero, Paco de Lucía, Sabicas y Manuel Parrilla, entre otros. Luego yo comencé a hacer mis piriñacas, como todo el mundo. Con los jóvenes de ahora ocurrirá lo mismo. Se fijarán en m o cualquier otro guitarrista, pero finalmente apostarán por un camino propio».