El Fandi ha pegado un petardo velado. En su primero nos hizo abrigar esperanzas después del lancear con arte al segundo toro. De hecho, en banderillas llegó a clavar de poder a poder, pero en la muleta todo se vino abajo. En el quinto puso un extraño par a dos pistas y luego le entró la jindama. Es increíble cómo este muchacho no ha podido desentrañar los secretos de la muleta. A cualquiera le parecería obvio que alguien con tanto rodaje debiera ya haber entendido distancias y la manera de completar los pase. Y termina el cronista de Burladero.es Gastón Ramírez: "Seguimos embelesados por el fantasma de El Pana. El que compra la entrada quiere emocionarse, vibrar y entender lo incomprensible. Para eso se necesitan toros y toreros".