La verdad es que hace años que me quedo sopa antes de que empiecen los programas taurinos de los domingos por la noche. El abajofirmante trabaja como la mayoría de los hijos de dios y de par de mañana soporta cada vez menos las pesadumbres radiofónicas y a veces, incluso, prefiere pasear su mirada por un libro. Además, al abajofirmante, (es decir yo mismo) le parece que estos programas son un tanto aburridos (coñazo, vamos) y prefiere otros, tales como La Bañera de Ulises en Radio 3, por decir uno de los muchos que le ponen.
En fin, que tras el sms de Mariano Pascal y el posible adiós de Cáceres a la Cope he empezado a barruntar cosas y casos. Pero lo más alucinante es lo que dice Manuel Molés en su columna de Aplausos: "Vaya traca que hay montada con la emisora de los obispos. Dicen que se quieren cargar a mi compañero, y sin embargo amigo, Pedro Javier, en cuanto acabe diciembre, pese a que estamos en Navidad, con el niño recién nacido y en tiempo de paz y felicidad". Y prosigue Manuel Molés: "Espero que no sea verdad y que los sueños de la Cope (querrá decir dueños, digo yo) lean la epístola de San Pablo, eleven su alma al altísimo y dejen trabajar a un periodista taurino que se ha partido el pecho por esa casa".
Hasta aquí, el escrito es enternecedor. Hay que ver cómo se preocupa y cómo defiende Manuel Molés a su compañero ahora por lo visto a punto de ser defenestrado. Sin embargo, a continuación en un requiebro alucinante propone a otro hermano suyo para el cargo si el primer amigo resulta fumigado. Hete aquí el parrafito del periodista de la Ser, Canal Plus y demás medios: "Pero si llega el infierno: ya hay lista de candidatos. Uno, y suena fuerte, es mi hermano Moncholi. Casi treinta años juntos. Todo lo que sea bueno para él me alegra. Pero tenía que haberle puesto una clausula de rescisión. Pero fuera bromas: Pedro Javier Cáceres, si fuera verdad, no se merecería ese trato".
A mí este artículo me parece sencillamente lamentable. Primero se solidariza con Cáceres y le arrea a la Cope –impresionante defensa– y después, en el caso de que caiga su compañero y sin embargo amigo, propone a otro amigo y sin embargo compañero. Me recuerda a un tal José María García con esto de poner, quitar y hacerse amigo, compañero y hermano. Y digo yo, ¿a esta gente le interesará algo que tenga que ver con el periodismo? Me da que no, pero ésa es otra historia.
Firmado: el abajofirmante