Esto no es una crónica de urgencia. Esto es la crónica de un estupor, del estupor que acaba de producirme la noticia que ha saltado de Guipúzcoa: El Cid. Sí, El Cid, no otro, no Curro Romero ni Rafael de Paula, no Cayetano ni su hermano, ni acaso Jesulín o El Cordobés. El Cid, el torero de Salteras, el hombre que se ha puesto a Las Ventas por montera dos años (dos) de forma consecutiva por esa mano izquieda, ha escuchado los tres avisos (tres) en Azpeitia, en tierras azpeitiarras tras el zortziko tan alucinante de aquella plaza tan coqueta que tan bien conoce mi amigo Urko. El Cid, que presumiblemente va a matar a los victorinos de Logroño, no ha sido capaz de finiquitar a un Fuenteymbro de una plaza de tercera... ¿Le pasará algo? ¿habrá sido un mero accidente?