Javier Villán ha rescatado de forma magistral en su crónica de hoy en el diario El Mundo, titulada 'Miuras procelosos y relojes parados' lo que os contaba en el último post sobre lo que me aconteció en Pamplona hace ya doce años. Y lo dice así Javier Villán:
"(...) Doña Teresa Moreno es así de pródiga y yo la felicito, porque en un mundo tan cabrón e insolidario como el que nos ha tocado vivir, ejerza de liberal y dadivosa. Hace algunos años le regaló un rabo a Jesulín de Ubrique, que ya son ganas de regalar: caiga el oprobio sobre aquella nefasta decisión. Lo digo, sobre todo, porque en el periódico Noticias, Carlos Polite, Jaúregui y Pablo García Mancha la pusieron a caldo y se les cayó el poco pelo que ya por entonces tenían: fueron fulminados y arrojados a las tinieblas exteriores. Jaúregui y Polite volvieron a recobrar tribuna y magisterio y Pablo García Mancha se quedó en Logroño como corresponsal taurino de El País, muy próximo a la escuela del difunto Joaquín Vidal. O sea, que no hay mal que por bien no venga, aunque sea preferible que doña Teresa Moreno diese los avisos a su tiempo y no volviera a incurrir en el delito de rabo, cosa que no parece probable".
Muchas gracias a Javier Villán por recordar aquella historia de libertad y de dignidad, de respeto y de periodismo. Me gustaría que supiera todo el mundo, además, que el periódico –Diario de Noticias–, controlado en aquel momento por una empresa ladrillera dependía en gran medida de las decisiones urbanísticas del alcalde, Alfredo Jaime, para mantener sus cuentas de resultados. Jaime llamó y Múgica no se contuvo. Así se escribe la historia. Sin embargo, lo que más agradezco de lo escrito en El Mundo es lo de muy próximo a la escuela del difunto Joaquín Vidal.