La segunda muerte de Joaquín Vidal
Carta abierta al diario "El País"
A quien corresponda:
Recientemente han celebrado ustedes los treinta años de vida de "El País" con la edición de un número extraordinario distribuido el pasado día 4 de mayo. Después de repasarlo una y mil veces, constato que en él no se hace ni una sola referencia a quien fue santo y seña de su diario: Joaquín Vidal. Incluso se omite una sencilla nota en los obituarios, como si Joaquín Vidal nunca hubiera existido. Al parecer, tampoco ha escrito en su periódico, y su obra no ha ilustrado a varias generaciones de lectores, ésos que ya no compran su diario debido a la mezquina actitud que actualmente mantiene frente a una faceta específica de la cultura denominada tauromaquia.
Una actitud ésta que tiene perplejos, cuando no decididamente indignados, a quienes concebimos la cultura como un conjunto de manifestaciones variopintas, expresiones todas del sentir artístico de la sociedad, que deben ser recogidas sin excepción por un medio de comunicación que, como "El País", se vanagloria de ser plural. La ingratitud que con ello se demuestra hacia Joaquín Vidal solamente es comparable a la traición de los idearios orteguianos, pisoteados un día sí y otro también en favor de intereses que les harán a ustedes más poderosos, pero en modo alguno más libres.
En un ataque de soberbia sin límites, creen ustedes condenar al olvido la obra de un escritor de la categoría de Joaquín Vidal por el simple hecho de ignorarlo en las páginas del citado número especial. Una actitud indigna, reflejo sin duda de la mediocridad mental de quien haya decidido que, por el simple hecho de escribir de toros, Joaquín Vidal debía ser purgado de la memoria de quienes fuimos sus lectores durante años y ocultado a las futuras generaciones, no fuera a ser que éstas aprendieran a ser libres, rigurosas, críticas y, por supuesto, aficionadas a la Fiesta a través de los escritos de un periodista sin par al que, arteramente, ustedes quieren matar por segunda vez.
Por último, señalar que la inclusión para cerrar el referido número especial de una carta en la que se pide la supresión de la información taurina en "El País" evidencia que, en la actualidad, su diario ha preferido el sectarismo de una corriente social hoy políticamente más correcta al de la libertad imperecedera encarnada en un maestro como Joaquín Vidal, del que, evidentemente, ustedes nada han aprendido.
Y mientras la obra de Joaquín Vidal se estudia ya en las universidades, ustedes lo único que consiguen con el vano intento de ignorar tal herencia es que las páginas de su diario sólo sirvan para envolver pescado.
Estarán ustedes orgullosos.
A quien corresponda:
Recientemente han celebrado ustedes los treinta años de vida de "El País" con la edición de un número extraordinario distribuido el pasado día 4 de mayo. Después de repasarlo una y mil veces, constato que en él no se hace ni una sola referencia a quien fue santo y seña de su diario: Joaquín Vidal. Incluso se omite una sencilla nota en los obituarios, como si Joaquín Vidal nunca hubiera existido. Al parecer, tampoco ha escrito en su periódico, y su obra no ha ilustrado a varias generaciones de lectores, ésos que ya no compran su diario debido a la mezquina actitud que actualmente mantiene frente a una faceta específica de la cultura denominada tauromaquia.
Una actitud ésta que tiene perplejos, cuando no decididamente indignados, a quienes concebimos la cultura como un conjunto de manifestaciones variopintas, expresiones todas del sentir artístico de la sociedad, que deben ser recogidas sin excepción por un medio de comunicación que, como "El País", se vanagloria de ser plural. La ingratitud que con ello se demuestra hacia Joaquín Vidal solamente es comparable a la traición de los idearios orteguianos, pisoteados un día sí y otro también en favor de intereses que les harán a ustedes más poderosos, pero en modo alguno más libres.
En un ataque de soberbia sin límites, creen ustedes condenar al olvido la obra de un escritor de la categoría de Joaquín Vidal por el simple hecho de ignorarlo en las páginas del citado número especial. Una actitud indigna, reflejo sin duda de la mediocridad mental de quien haya decidido que, por el simple hecho de escribir de toros, Joaquín Vidal debía ser purgado de la memoria de quienes fuimos sus lectores durante años y ocultado a las futuras generaciones, no fuera a ser que éstas aprendieran a ser libres, rigurosas, críticas y, por supuesto, aficionadas a la Fiesta a través de los escritos de un periodista sin par al que, arteramente, ustedes quieren matar por segunda vez.
Por último, señalar que la inclusión para cerrar el referido número especial de una carta en la que se pide la supresión de la información taurina en "El País" evidencia que, en la actualidad, su diario ha preferido el sectarismo de una corriente social hoy políticamente más correcta al de la libertad imperecedera encarnada en un maestro como Joaquín Vidal, del que, evidentemente, ustedes nada han aprendido.
Y mientras la obra de Joaquín Vidal se estudia ya en las universidades, ustedes lo único que consiguen con el vano intento de ignorar tal herencia es que las páginas de su diario sólo sirvan para envolver pescado.
Estarán ustedes orgullosos.