Enrique Morente protagonizará esta noche el cierre de la X edición de los Jueves Flamencos del Teatro Bretón. Su nombre era uno de los pocos que no había pasado por un certamen que ha logrado, en apenas una década, cautivar a un nutridísimo grupo de aficionados –de los que nunca fallan– y hacer pasar por nuestra ciudad los nombres más importantes del panorama flamenco, y además, de diversas generaciones y de infinidad de conceptos. Y el broche no podía ser otro que Enrique Morente, la personalidad más creativa e influyente del flamenco de los últimos años y el cantaor más ecléctico de la modernidad, el más abierto a nuevas sensaciones y uno de los que más respeta el cante sin ambages, los sonidos clásicos y el singular acervo literario de un arte de raíces inmemoriales. Por si todo esto supiera a poco, el maestro de Granada subirá al escenario con el amparo de Rafael Riqueni, un guitarrista delicioso e imprevisible que posee un manojo de discos y temas imprescindibles para entender el sonido de la guitarra en la actualidad. En las percusiones estará ‘El Bandolero’, otro gran flamenco de la cuerda de Enrique.
El primer disco de Morente, con la guitarra de Félix de Utrera, apareció en 1967 bajo el escueto título de ‘Cante Flamenco’, en el que empezó a sobresalir –dentro del clasicismo más resuelto– por su impronta personal y por su repertorio que no era moneda de cambio en ese momento (tampoco ahora es moneda de cambio su increíble versatilidad cantaora). La andadura de Morente está marcada por su inquietud artística y por una coherencia que le ha llevado, en más de una ocasión, a asumir el riesgo de poner en escena proyectos y espectáculos en los que su participación, lejos de limitarse al cante, se ha extendido a los papeles de productor, director o intérprete dramático.
Así, a mediados de los sesenta, Morente participó en el montaje de ‘La Celestina’ junto al pianista Antonio Robledo, con el que creó la Fantasía del cante jondo para voz flamenca y orquesta, estrenada en el Teatro Real de Madrid en 1986, con las guitarras de Juan Habichuela y Gerardo Núñez y la Orquesta Sinfónica de Madrid. En 1988 estrenó en el Festival de Granada su audaz ‘El loco Romántico’ basado en el Quijote; y en 1990, en la Bienal del Flamenco de Sevilla el maravilloso ‘Allegro Soleá’. Su personal versión de ‘Poeta en Nueva York’ de Federico García Lorca y canciones de Leonard Cohen, entregándose, además al encuentro entre música flamenca y la tensión eléctrica del grupo Lagartija Nick, con toda la esencia de la jondura están juntas en Omega, una obra magistral que tuvo el detalle de estrenar en nuestra ciudad.
El primer disco de Morente, con la guitarra de Félix de Utrera, apareció en 1967 bajo el escueto título de ‘Cante Flamenco’, en el que empezó a sobresalir –dentro del clasicismo más resuelto– por su impronta personal y por su repertorio que no era moneda de cambio en ese momento (tampoco ahora es moneda de cambio su increíble versatilidad cantaora). La andadura de Morente está marcada por su inquietud artística y por una coherencia que le ha llevado, en más de una ocasión, a asumir el riesgo de poner en escena proyectos y espectáculos en los que su participación, lejos de limitarse al cante, se ha extendido a los papeles de productor, director o intérprete dramático.
Así, a mediados de los sesenta, Morente participó en el montaje de ‘La Celestina’ junto al pianista Antonio Robledo, con el que creó la Fantasía del cante jondo para voz flamenca y orquesta, estrenada en el Teatro Real de Madrid en 1986, con las guitarras de Juan Habichuela y Gerardo Núñez y la Orquesta Sinfónica de Madrid. En 1988 estrenó en el Festival de Granada su audaz ‘El loco Romántico’ basado en el Quijote; y en 1990, en la Bienal del Flamenco de Sevilla el maravilloso ‘Allegro Soleá’. Su personal versión de ‘Poeta en Nueva York’ de Federico García Lorca y canciones de Leonard Cohen, entregándose, además al encuentro entre música flamenca y la tensión eléctrica del grupo Lagartija Nick, con toda la esencia de la jondura están juntas en Omega, una obra magistral que tuvo el detalle de estrenar en nuestra ciudad.