domingo, 23 de abril de 2006

Los veedores, curiosos pajarillos

La primera vez que escuché la palabra veedor fue de niño, y eran personas que trabajan en los viñedos riojanos en funciones de control de majuelos y viñas, de procedencias y que están contratados por la denominación de origen durante la epoca de vendimia para controlar que la cantidad y calidad de la uva entregada en la bodega sea la que tiene que ser y no otra. Luego, me enteré que en los toros también hay veedores: es decir, personas designadas por los empresarios o por los matadores, o ambos a la vez, que reconocen las reses de una determinada ganadería para elegir los especímenes que van a ser lidiados. Pues bien, estos veedores suelen tener tardes soberbias, tardes en las que por ventura se equivocan y renace la fiesta, como ha pasado en Sevilla con el sobrero de 'El Cid' o el toro de ayer –se llamaba Encendido y era de Zalduendo– que por lo visto ha sido de bandera. Qué cosas, qué alboroto, qué ciencia destilan estos señores que les pagan por ver para que los espectadores no vean, que les pagan por elegir para que los aficionados sufran, para que no sufra la figura y para que esta fiesta sea la mayoría de las tardes insufrible. Pero salió Encendido y quemó a los veedores, a los que contratan a estas águilas y a los que mantienen la fiesta más vista que la nada. Veedores, marchaos con vuestra pluma al gallinero de donde nunca debistéis salir, marchaos y no volváis....

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Blog de ideas de Pablo G. Mancha. (Copyleft) –año 2005/06/07/08–

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