Son las ocho y veinte (más o menos). En algo más de hora y media actúa en Logroño Paco del Pozo, un cantaor de San Sebastián de los Reyes que le gusta el toreo y el tarot, que canta de vicio y que es un placer escucharlo. Por cierto, Paco del Pozo estuvo el año pasado en los Jueves Flamencos acompañando al guitarrista Jerónimo Maya y se estiró de primeras con una hermosa toná en tono de carcelera en la que sin megafonía apabulló por su voz poderosa y tremebunda, por aquella jondura tan cabal que a muchos llamó la atención al brotar de una anatomía tan breve como la suya. Al igual que en la soleá, con aquellas increíbles falsetas de Jerónimo, en los tangos ‘antepasaos’, en la bulería patanegra y esas alegrías de Cádiz en las que por momentos bordó el cante. No fue la suya una actuación larga –no era el momento– pero para la afición resultó memorable y su vuelta a los Jueves Flamencos, ahora como solista, ha concitado una inusitada expectación. Eso sí, muchos aficionados todavía recordaban su primer año en Logroño, en 1998, cuando se presentó en La Rioja tras ganar la ‘Lámpara Minera’ del Festival del Cante de las Minas de La Unión, el más trascendente de los premios que ha logrado. Su primer disco, ‘Vestido de Luces’, rinde un especial homenaje a la dinastía de los Ordóñez, con textos de poetas como Gerardo Diego o Antonio Murciano. Le acompañará a la guitarra Antonio Carrión.