Paseando por la red y entre los blogs, me he topado con esta barbaridad de foto de José Tomás. Después de volverme a sobresaltar leyendo en Taurofilia lo que ha escrito Francisco Apaolaza en La Voz de Cádiz, me tengo que refugiar en lo que me conmueve del toreo, de este alucinante rito que cuando surge así, como en la imagen que ilustra este breve post, me deja anodadado. Como cada vez tengo menos confianza en la gente del toro –muchos periodistas entre ellos–, ahora, como me da la real gana, me quedo viendo el natural de José Tomás y me pongo a soñar, porque los taurinos aunque malos y a veces astutos, jamás me podran impedir que sueñe y los que sueñan seguro que no son como ellos.